En 1972 el Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes suscribió un decreto que crea oficialmente el Núcleo Universitario para el Estado Trujillo, (NUT), sin embargo, a raíz del Centenario del Natalicio del Sabio Rafael Rangel celebrado el 25 de abril de 1977, el Consejo Universitario emitió un decreto mediante el cual reconoce al científico trujillano y resuelve dar al NUT el nombre de Núcleo Universitario «Rafael Rangel» (NURR).
Cada año celebramos el natalicio de Rafael Rangel, fecha que se ha escogido para conmemorar el día del Bioanalista. Ese día, nos reunimos todos los Bioanalistas del país para honrar nuevamente su memoria, conmemorando su trayectoria humana y su obra científica para que sea recordado por todos los venezolanos y sobre todo por las nuevas generaciones de Bioanalistas.
Rafael Rangel nació el 25 de abril de 1877 en la población de Betijoque, capital del Distrito de este nombre, del Estado Trujillo. Fueron sus padres don Eusebio Rangel Moreno comerciante, de evidente origen africano y doña Teresa Estrada. Rafael Rangel fue hijo natural, su padre estaba casado con una distinguida dama de alta sociedad betijoqueña. Teresa Estrada, muere a los pocos meses de su nacimiento y la esposa de su padre, María Trinidad Jiménez de Rangel al saber de la orfandad en que había quedado el niño de pocos meses de nacido, acoge al huérfano en el seno de su hogar, educándolo como si fuese su propio hijo.
Su padre, nativo de San Carlos, capital del estado Cojedes, a principios de la Guerra Federal fue un próspero hacendado y rico terrateniente de las tierras cojedeñas, sin embargo, la misma guerra de los cinco años le obligó a buscar refugio en Betijoque en el estado Trujillo. En el año de 1867 fue designado como miembro principal del Cabildo Betijoqueño, consolidando su posición social en la clase dirigente de Trujillo. Rafael Rangel disfrutó de todos los privilegios de una sociedad cerrada y exclusivista principalmente en lo referente a la educación ya que se educó en las escuelas municipales de primera línea desde sus primeros años hasta la entrada en la universidad, siempre apoyado económicamente por su padre. Estudió su educación primaria en Betijoque en el plantel dirigido por Enrique Flores. Después pasó a estudiar en el Seminario Diocesano de Mérida y posteriormente en el Instituto «Maracaibo», de Raúl Cuenca.
Sus estudios secundarios los terminó en 1896 en la antigua Universidad del Zulia, graduándose de Bachiller en ciencias filosóficas. Posteriormente ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Caracas.
En 1898 sin haber cursado todavía su tercer año, resolvió abandonar sus estudios de Medicina por razones no bien dilucidadas, dedicándose solamente al laboratorio y a la investigación. Cursó Bacteriología en el Instituto Pasteur de Caracas, bajo la dirección de Santos Aníbal Dominici. A comienzos de 1897, Rangel fue Asistente del laboratorio de José Gregorio Hernández, quien fue su segundo maestro y mentor.
En 1901 la Junta Administrativa de los Hospitales aprobó crear el Laboratorio del Hospital Vargas en Caracas. Rangel comenzó a trabajar en el hospital bajo la protección del Doctor Emilio Conde Flores. Un año después fue nombrado su primer Director. En ese laboratorio entre los años 1904 y 1909, dirigió un total de l6 tesis médicas. Rangel, como director del Laboratorio del Hospital Vargas profundizó en la ciencia y la investigación.
Fue en el Laboratorio del Hospital Vargas donde realizó sus más notorios trabajos científicos en el campo de la Parasitología. Comenzó con sus estudios sobre parasitosis que afectaban y mataban a los habitantes de su entorno.
En ese laboratorio, en 1903 presentó en el Colegio de Médicos de Caracas su trabajo «Etiología de ciertas anemias graves en Venezuela«, involucrando al Necator americanus como el causante de estas anemias y otros problemas de la población campesina y la causa principal de la anemia rural. Un año más tarde, clasificó definitivamente al anquilostomo como Uncinaria americana. Tiempo después descubrió un Trypanosoma como causante de una enfermedad caballar: la “derrengadera o peste boba”
Para 1904, los Ministerios de Instrucción Pública y de Obras Públicas solicitaron, sin éxito alguno, del Congreso Nacional una beca para Rangel, destinada a su perfeccionamiento y actualización en Europa recomendación sin éxito alguno. Posteriormente declinó una invitación para realizar un ciclo de conferencias en la Universidad de Nueva Orleans, Estados Unidos sobre Parasitología Tropical. En el año 1904, Rangel comenzó una relación amorosa con Ana Luisa Romero, con quien tuvo dos hijos: Ezequiel en 1905, su primogénito y Consuelo nacida en 1907.
Cerca de la cuidad de Coro, entre 1906 y 1907, estudió la enfermedad conocida como “el grito de las cabras”. Allí demostró experimentalmente que el agente causal es el Bacillus anthracis.
Entre los trabajos científicos publicados por Rangel encontramos:
- «Teorías sobre el sistema nervioso», Publicado en 1901 (tenía 24 años)
- «Nota preliminar sobre la peste boba y la derrengadera de los equídeos venezolanos“. Describió una nueva variedad del Tryponosoma evansi al que bautizó como Trypanosoma venezuelense.
- «El parásito del paludismo y la manera de combatirlo» –
- «La bronquitis perniciosa de los equinos“
- «Comentarios sobre la Fiebre Amarilla».
Su maestro el Doctor José Gregorio Hernández, lo ayudó a orientar su trabajo con metodologías y técnicas que había aprendido años antes en el Instituto Pasteur de Paris. De la misma forma, Rangel fue maestro y orientador de muchos jóvenes investigadores. Dedicó su vida a las investigaciones sobre Parasitología.
En 1908 dirigió en La Guaira la campaña contra un brote de peste bubónica que se presentó en el Puerto de la Guaira en el Estado Vargas. Un médico de La Guaira, el Dr. Gómez Peraza,comunicó al Cónsul norteamericano en dicho puerto que estaba en conocimiento de la existencia de casos de peste bubónica. El Cónsul informa a las autoridades y éstas preocupadas, resuelven la detención del médico, quizás por considerarlo alarmista y encomiendan a Rafael Rangel para erradicar el mal que amenazaba a Venezuela. Su trabajo fue extraordinario, sin embargo, aunque se creía que era peste bubónica los primeros estudios analizados por Rangel arrojaron un resultado negativo. En consecuencia, el Puerto de la Guaira continuó trabajando hasta que semanas más tarde, anunció que si se trata de peste y que era necesario cerrar La Guaira. En menos de un mes, Rangel declaró terminada la epidemia.
El General Cipriano Castro, Presidente de la República para la época, lo condecoró con la orden del Busto del Libertador y lo puso a cargo de la campaña sanitaria, estableciendo una comunicación frecuente con Rangel. Esta circunstancia como era de esperar, hace aflorar la envidia y animadversión de los enemigos del Presidente de la República que para el momento, poco a poco fue creciendo haciéndose cada día menos soportable para Rangel. Sin embargo, el incidente ocurrido de no haber hecho el diagnostico en un primer momento, en el Puerto de La Guaira desencadenó una serie de ataques en contra de Rangel. Se le acusó de no haber diagnosticado a tiempo la enfermedad y de haber malversado el dinero de la campaña anti pestosa.
El Ministro de Relaciones Interiores para la época, Dr. López Baralt había prometido a Rangel la asignación de una beca para cursar estudios en Inglaterra. Con la caída del Presidente Castro, el nuevo régimen no sólo incumplió la promesa formulada en mérito a los grandes servicios prestados, sino que le solicitó la renuncia como Director del Laboratorio Clínico del Hospital Vargas.
La sensibilidad de Rangel se resiente profundamente. El despojo que se le hace de su cargo en el Hospital Vargas, donde habían transcurrido sus más intensos años de labor científica y de docente en condición abnegada, lo hiere en lo más hondo de su espíritu.
La campaña contra Rangel trascendió a la prensa y un médico por demás oscuro le recriminó su condición de simple Bachiller de la República. Otro sujeto, carcomido por la envidia ante la posibilidad de que Rangel fuese al Brasil a continuar sus estudios, manifestó en pleno Congreso que aquel país no necesitaba la presencia de «un negro más«. Inclusive llega a negarse su papel decisivo en el control de la peste en La Guaira, atribuyendo todos los méritos a otra persona.
Todo esto lo sumió en una profunda depresión que acabó el 20 de agosto de 1909, cuando vestido con su bata blanca y en su laboratorio decidió suicidarse tomando cianuro.
Venezuela, Latinoamérica y el mundo perdieron a uno de los mejores científicos de finales del siglo XIX y principios del XX. Su muerte dejó huérfano al país de uno de los auténticos padres de su progreso médico-científico. Ese año presentaba en el Hospital Vargas un trabajo «Observaciones sobre Actinomicosis“, el cuál debería ser leído en el Hospital.
Tiempo antes de su muerte, rechazo al título de Doctor que se le quiso otorgar, porque no se encontraba preparado para tan alta distinción.
A partir del 20 de agosto de 1977 sus restos reposan en el Panteón Nacional de Venezuela acompañando a los héroes de la patria.
El 18 de noviembre de 1999 la Universidad Fermín Toro, le concedió el Título de Doctor «Honoris Causa» (Post-Mortem), en Ciencias Médicas al fundador de la Parasitología en nuestra patria. A partir de ese momento se le dejo de llamar “bachiller Rafael Rangel”.
Estamos en los primeros veinte años del tercer milenio y todos los profesionales que conformamos el equipo de la Salud, debemos seguir adelante, teniendo a Rafael Rangel como nuestro guía para que siga ayudándonos a continuar fortaleciendo nuestras profesiones.
Que sea su ejemplo el que nos haga funcionar como una gran rueda, sin principio ni fin, que seamos parte fundamental del equipo de salud, una estructura monolítica que trabaja en pro de la salud del pueblo venezolano.
El egoísmo de los diversos integrantes de este equipo, donde nos incluimos, ha logrado que esta gran rueda no sea lo sólida que queremos para transitar suavemente en un camino que nos lleve hacia nuestra meta, conseguir la salud de nuestros enfermos.
Cuando nos enfocamos en las diferentes carreras que conforman el equipo de la Salud, podemos decir que todos sus profesionales son y deben ser científicos que deben ir progresando con los avances de la ciencia en cada una de nuestras profesiones y especialidades. Desafortunadamente parece que muchos nos hemos quedado rezagados al compartir este progreso.
Hoy en día, todo el equipo de la Salud considera a Rafael Rangel como el fundador de la Parasitología venezolana y a partir del año 1950, se instituyó en Venezuela el 25 de abril el Día del Bioanalista en honor a su natalicio. Los Bioanalistas lo consideramos como el Padre de nuestra profesión.
Es posible pensar que tal vez la alta y calificada tecnología, cada vez necesite menos de la formación profesional del Bioanalista. Equipos computarizados y automatizados hacen del Bioanalista actual y en general a todos los profesionales, muy diferente a Rafael Rangel. Hoy en día no necesitamos Bioanalistas que se conformen con manejar estas máquinas, esto lo hace cualquiera, queremos a un profesional que sepa interpretar los resultados obtenidos y ayude de esta forma a solucionar el problema de salud que nuestros enfermos y de esta forma seamos parte del pensamiento rangeliano y seamos dignos de considerarnos como sus hijos profesionales.
Todos sabemos que los avances tecnológicos nos benefician, logramos resultados más rápidos y más confiables. Pero queremos pensar que este progreso tecnológico no sea usado solamente para nuestra comodidad personal. No debemos conformarnos con producir un sin número de resultados en forma masiva y que ellos queden acumulados, engrosando nuestras estadísticas, muchas veces para el beneficio de otros profesionales del área de la salud.
Utilicemos el tiempo disponible en tareas de innovación e investigación. Debemos formarnos diariamente y tenemos el deber de dar a conocer nuestros conocimientos y resultados. La subutilización del conocimiento de una máquina tan maravillosa como es el cerebro, es un atentado contra las posibilidades de dar nuestros aportes profesional, para el desarrollo y crecimiento de la humanidad en general y sobre todo del pueblo venezolano.
Recordemos que somos, dentro del equipo de salud lo que nuestro potencial pueda generar. Debemos trabajar, tanto los jóvenes Bioanalistas como aquellos que ya hemos caminado por el sendero del ejercicio profesional, para continuar logrando lo que Rafael Rangel nos inspiró… Consolidar un profesional que tenga como horizonte el de salvaguardar la vida humana.
REFERENCIAS
- Miguel Ángel Mudarra; Vida y Obra del Sabio Rafael Rangel Gran Enciclopedia de Venezuela – Tomo 6; Breve Biografía
- Mariangelica Valecillos, Balestrini Estefanía, Hernández Norelis, Guerrero Jheissi, Villarreal David, Bastidas Andrea, Peña María; Rafael Rangel, el Hombre y el Doctor.
- Trujillo virtual.com, el portal digital del estado Trujillo. «Gente de Venezuela», Tomo II, del autor Jorge Maldonado Parrilli.
- Universidad Fermín Toro. (1999). Homenaje histórico a finales de siglo. Acto de conferimiento del título de Doctor Honoris Causa (Post Mortem) al Sabio Rafael Rangel.
- Roche, Marcel (1978). Rafael Rangel: ciencia y política en la Venezuela de principios de siglo. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores. OCLC 6330116.
- Belisario, Gladys; Maya, Consuelo (enero de 2006). «Biografía de Rafael Rangel». Revista del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel.
- INHRR (2006). Homenaje a Rafael Rangel 37 (1 edición). Caracas: Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel.
- Torres Aguilar, Roque (25 de abril de 2008). Hoy Día del Bioanalista se le recuerda: Rafael Rangel. Un trujillano que le sirvió al país. Diario de Los Andes.
- Decreto Presidencial N° 2.104. Caracas: Imprenta Nacional. 1977.
- República de Venezuela (11 de abril de 1977). Gaceta Oficial N° 31.211. Caracas.
Biografía elaborada por
Axel Rodolfo Santiago Stürup