Elsa Báez Abreu de Borges

Conocí a Elsa en un momento muy especial. Ella estaba redactando su trabajo para cumplir con su ascenso a profesor asistente y yo, iniciaba un largo exilio en esta querida tierra la cual adopté como mía y necesitando «quemar» las horas libres para no pensar en el dolor de mi país. Fue cuando el Dr. Oswaldo Carmona me pidió ayudarla en la redacción de dicha tesis, iniciándose una bella amistad. De regreso a mi país de origen, ella me solicitó le escriba una pequeña semblanza para un texto de Parasitología y Medicina Tropical que junto al Dr. Teudis Cardozo, están por publicar. Pareciera muy fácil hablar de Elsa, pero cuando está de por medio la gratitud y amistad cultivada durante tantos años, no sé si lograré la objetividad requerida en estos casos.

Elsa Margarita Báez Abreu nació en Caracas, Venezuela, un 12 de febrero de 1938, en la colonial parroquia de La Pastora. Siendo sus padres Carlos María Báez Gaia-Edimburg, de madre holandesa casada con italiano y padre oriundo de Santo Domingo, Rep. Dominicana, emigró hacia Venezuela siendo muy pequeño, ya que su abuelo, quien dirigió los destinos de su país durante varios períodos, unas veces aclamado como presidente y otras como dictador, fue perseguido políticamente, motivando su traslado a Venezuela, donde vivió hasta morir. Sus abuelos maternos ambos emigrados de España se conocieron y casaron, en Caracas naciendo entre sus hijos María Genara Abreu Hernández, madre de Elsa y de sus diez hermanos con los cuales integraron una honorable familia, compartiendo los cuidados y el amor de sus padres.

Elsa realiza sus estudios de pre-escolar en la Escuela Jesús María Sifontes, en Los Teques, dirigido por la señora Nesser; la primaria en la Escuela Federal José Ignacio Paz Castillo, ubicada en la desaparecida esquina de Dos Pilitas, La Pastora, cuya directora fue la señorita María Magdalena Monasterios; el primer ciclo de educación secundaria del primero al cuarto año, en el Liceo Luis Espelozín, ubicado de Maderero a Glorieta, Santa Rosalía y dirigido por el profesor Edmundo Camero. Se gradúa de bachiller en Ciencias Biológicas y Química en el Liceo Fermín Toro siendo su director el profesor Benaím. Ingresa a la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y obtiene el título de Médico-Cirujano en el año 1962. Durante sus estudios médicos formó parte del equipo femenino de volley-ball de la Facultad de Medicina y de la Estudiantina Universitaria creada por iniciativa de Zuleika Gorrín, estudiante de Medicina y dirigida por el profesor Teófilo León, donde se destaca como intérprete de mandolina.

Luego decide casarse con Pedro Vicente Borges Ascanio, teniendo a su primogénita Marelvi Arani cuando estudiaba quinto año de Medicina; para la época no era costumbre que las estudiantes de esta carrera fueran madres. Marelvi estudió y se graduó de Licenciada en Educación Pre-Escolar en la Universidad Metropolitana e hizo su maestría y doctorado en la Universidad de Michigan, EE.UU. Regresa a Venezuela, redacta y aplica el proyecto para la Licenciatura en Educación Pre-Escolar de la Universidad Simón Rodríguez. Sus otros hijos nacieron una vez graduada: Pedro Vicente, Abogado, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello y Carlos Vicente, Ingeniero Electricista egresado de la Universidad Metropolitana. Actualmente tiene cinco nietos: Frederik, Pedro Vicente José, Juan Carlos, Peter Charles y Gloria Carolina.

Inicia su pasantía como profesional de medicina siendo residente ad honorem del Hospital de Niños «J.M. de los Ríos», en el cual estuvo durante su primer año de profesional retirándose para dedicarse al nacimiento y cuidado de su segundo hijo. Comienza una nueva etapa cuando es invitada a dar clase de Puericultura en la Escuela Miguel Antonio Caro a la vez que se le encargaba de la asistencia en el Servicio Médico de la Institución, cargo que desempeña hasta el momento de concursar para instructor por concurso de credenciales en la Cátedra de Parasitología de la Escuela de Medicina «José María Vargas». Luego presenta concurso de oposición para el mismo cargo que ya venía desempeñando. Cumplió oportunamente con sus ascensos en el escalafón universitario hasta alcanzar el de profesor titular.

Realiza, durante su formación como docente, el Curso de Extensión en Epidemiología y Estadística Médica en la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia y la residencia de postgrado de Oftalmología en el Hospital Vargas de Caracas, estableciendo una relación directa entre las alteraciones oculares y los parásitos que las ocasionan. En este aspecto son importantes sus estudios sobre la toxoplasmosis y sus manifestaciones oculares recibiendo por sus investigaciones Mención Honorífica. Así, como al investigar las lesiones oculares producidas por Onchocerca volvulus, en los tres focos de oncocercosis en Venezuela, desarrolla y aplica el diagnóstico inmunológico mediante la reacción de inmunofluorescencia, lo cual fue objeto de publicación en el tratado de Parasitología Médica de los doctores Pessoa y Vianna. Sus investigaciones sobre manifestaciones oculares producidas por Microspora y descrita por primera vez en Venezuela, en individuos inmunocompetentes, son referencia obligada en este campo.

Se recibe de Doctor en Ciencias Médicas en la Ilustre Universidad de Zulia (1982) y de Magíster en Educación Superior Universitaria en la Universidad Simón Bolívar (1988). Ha participado en numerosos congresos nacionales e internacionales, como organizador, expositor o formando parte de su directiva. Actuó como secretaria ejecutiva de la Federación Latinoamericana de Parasitólogos (FLAP) en el período 1987-1989. En reconocimiento a sus méritos le fue conferida la Medalla «25 Años FLAP», merecido homenaje para quien mucho ha dado a la docencia e investigación. Su clara inteligencia y su capacidad educativa mostraron en ella caracteres de prodigiosa versatilidad que le permitieron desempeñarse airosamente ante sus alumnos, siendo la propulsora de establecer en la Cátedra de Parasitología desde su inicio un programa en donde se señalara a los estudiantes de la Escuela José María Vargas, por primera vez, los objetivos que debían cumplirse en cada unidad, así, como la realización de pruebas objetivas para medir el rendimiento de cada alumno y la utilización de casos clínicos en la evaluación de los seminarios y de los trabajos prácticos.

Durante su largo período en la actividad docente se desempeñó como jefe de la Cátedra de Parasitología, jefe del Departamento de Medicina Preventiva y Social, ambos cargos por concurso. Coordinadora de la asignatura Medicina Tropical y coordinadora docente de la Escuela de Medicina «José María Vargas» entregándose, como siempre, a la integración e interacción alumno-docente, en la observancia de la aplicación de las leyes universitarias, tanto para cumplir con los reglamentos como para exigir el respeto y aplicación de los mismos. Fue representante de los profesores ante el Consejo de la Escuela de Medicina «José María Vargas». Es miembro del Colegio de Médicos del Distrito Federal desde 1962 y de la Federación Médica Venezolana, miembro activo de la Sociedad Venezolana de Microbiología, (1973) de la cual fue secretaria de la Junta Directiva Nacional. Es miembro titular de la Sociedad Venezolana de Oftalmología, 1975. Miembro residente del Instituto Nacional de Investigaciones Oftalmológicas (I.N.D.I.O) 1973, Miembro activo de la Pan American Associations of Ophthalmology, 1978. Miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Medicina Vial y de la Sociedad Parasitológica Venezolana, asesora de la Fundación Venezolana para el Estudio de las Enfermedades Tropicales, investigadora asociada del Laboratorio Experimental de Protozoología Parasitaria, Instituto de Zoología Tropical, U.C.V. y miembro activo de la Federación Latinoamericana de Parasitólogos.

Durante su carrera como docente-investigador ha coordinado diversos cursos de entrenamiento, especialmente en protozoarios patógenos Emergentes, que a raíz de la pandemia ocasionada por el virus de inmunodeficiencia humana, han sido señalados como responsables de diversos cuadros patológicos. Correspondió a Elsa el haber informado, en los últimos veinte años, por primera vez, en nuestro país la presencia de Crypotsporidium parvum, Cyclospora cayetanensis y más recientemente Microspora, tanto en pacientes inmunosuprimidos como en inmunocompetentes y ensayó fármacos que han logrado tener éxito en el tratamiento de estas parasitosis. Estos hallazgos presentados en congresos internacionales y nacionales ha permitido intercambiar experiencias con equipos internacionales determinando la presencia de un nuevo genotipo de Enterocytozoon bieneusi. Ha sido reconocida académicamente por el Programa de Estímulo al Investigador del Vice-Rectorado Académico y el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV acreditándola como Investigador Activo 1999-2000 y reconocida en 1999, por el Fondo de Rendimiento Académico perteneciente a la Comisión Nacional de Desarrollo de la Educación Superior (CONADES). Se siente orgullosa de haber sido en dos ocasiones Epónimo de promociones de médicos egresadas de la Escuela de Medicina José María Vargas, algo que lleva muy cerca de su corazón.

Se jubila después de veintiséis años de docencia, manteniéndose activa en la investigación sobre protozoarios patógenos emergentes. El 17 de mayo de 2015 se incorpora como Miembro Correspondiente en la Academia Nacional de Medicina. Piensa que hay que mantenerse con el espíritu optimista, ya que Dios hizo al hombre para que obtuviera éxito. Por eso, hay que saber erguirse en el camino ante el destino, solo avanzar importa, dejando el dolor por el camino.

Ya en el otoño de mi vida, no tengo mucho más que decir de Elsa, pero espero encontrarla en la otra Frontera, para allí empezar de nuevo a conversar sobre helicobacter, toxoplasma, microspora y  Ella me contará de las cosas que ya no veré. A Elsa, amiga incondicional, siempre inquieta y polémica, le dedico esta semblanza esperando haber captado a lo largo de nuestra amistad, un ser sin rasgo de vanidad que aprendí a conocer. Ya no tengo mucho que decir, pero antes de partir, tomaré su mano como última señal de cariño y si alguna vez mi voz deja de escucharse, piensen que las flores hablan por mí, con su lenguaje de colores.

Biografía elaborada por

Rafael Darricarrere

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