Gustavo Prieto Colina nació el 17 de noviembre de 1936 en la ciudad de Maracaibo, siendo sus padres Guillermo Prieto y Eladia Colina. Fueron sus hermanos Luis Prieto y Elsa Prieto de Guerra. Realizó sus primeros estudios en el Colegio Chávez y se graduó de Bachiller en el Liceo Rafael María Baralt, en su ciudad natal. Obtuvo el título de Médico Cirujano en julio de 1962, en la Universidad del Zulia (LUZ). Es tan amplia la trayectoria del doctor Gustavo Prieto, que a los pocos años de su labor como profesor universitario, en la Cátedra de Microbiología de la facultad de Medicina de LUZ, se marcha al exterior a realizar el post-doctoral Fellow en Microbiología Médica en la Universidad de Stanford, EUA (1964­-1966). Fue contratado en mayo de 1963 como profesor de LUZ y jubilado el 1 de noviembre de 1987 como profesor titular. Desde 1966 a 1978 fue jefe de la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina de LUZ. Desde 1968 a 1979 organizó las pasantías hospitalarias de la Escuela de Bioanalistas de dicha universidad.

En el año de 1976, junto con un grupo de médicos soñadores, idealistas y duros trabajadores, como nos lo refiere el doctor Helman Serrano, se dio a la tarea de planificar y colocar las fundaciones de las estructuras de un hospital privado que pasó a ser el Hospital Clínico, y a él le tocó la tarea de crear la Unidad de Laboratorio Clínico. En 1977 y antes de su jubilación de LUZ, crea el Centro Regional de Referencia Bacteriológica, conocido y respetado a nivel nacional e internacional, por sus logros en el campo de la genética bacteriana.

Publica más de cien trabajos de investigación y ochenta y siete los presenta en eventos internacionales de su especialidad. Realiza más de trece trabajos en colaboración con otras instituciones internacionales de Londres, París, Rumania, Polonia, Uruguay y Estados Unidos, Muere el 19 de octubre de 1996, luego de una penosa enfermedad. Quienes conocimos y compartimos opiniones con el Dr. Prieto Colina podemos dar fe su sensibilidad humana y de su interés por la enseñanza. El doctor Prieto, ante los ojos de muchos, irradiaba soberbia, dureza, rigidez; pero detrás de esa imagen se escondía un espíritu de mucha nobleza y dignidad humana. El doctor Helman Serrano, quien fue su condiscípulo y amigo, refiriéndose a la personalidad del doctor Prieto, dice: «Es obligatorio que haga resaltar sus virtudes: el amor a su anciana madre tenía características de casi veneración, y aun en las últimas semanas de su enfermedad, se obligaba a salir de su habitación para visitarla, como lo hacía cuando estaba sano. Teniendo a Dios por testigo, puedo dar fe de que Gustavo Prieto en ninguno de sus actos, desde que yo lo conocí, tuvo la intención de dañar en forma voluntaria a ninguno de sus semejantes, colegas o subalternos. Fue respetuoso de la opinión de los demás, pero siempre puso los intereses institucionales, bien sea universitarios o del hospital, por encima de los intereses personales. Finalmente su adicción al trabajo, como fuente de crecimiento y prosperidad fue la fuerza que lo mantuvo de pie, hasta los últimos momentos de su vida«.

Doctor Prieto, usted siempre estará vivo entre nosotros, y su ejemplo será constante estímulo para nuestro aprendizaje. Gustavo Prieto Colina ha dejado huella imborrable en quienes se formaron al cobijo de sus enseñanzas y conocimientos. Fue un hombre entregado a la docencia sin límites. Su mayor devoción era la formación de verdaderos valores para el estudio de la Microbiología, porque, por encima de todo, era un microbiólogo integral. A los maestros buenos, nobles y honrados, son a los que Venezuela tendrá de ejemplo permanente para su redención.

Biografía elaborada por

Elina Castillo Machado y Eiud Marín Hernández

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