Manuel Rieber nace en la ciudad de Caracas el 23 de mayo de 1939, siendo sus padres: Salomón Rieber y Antonia Stalman; tiene un solo hermano, mayor que él, Sigfrido, quien es un arquitecto de reconocido prestigio en su medio. Cursa sus estudios primarios entre la Escuela Moral y Luces y la Escuela Federal «15 de Enero», graduándose de bachiller en el Liceo Andrés Bello. Ingresa a la Universidad Central de Venezuela (UCV), graduándose de Licenciado en Química en diciembre de 1962; allí ejerce actividades docentes durante dos años. En 1962 viaja a la ciudad de Manchester, Inglaterra, a estudiar su postgrado, culminando su M.Sc. en Química en 1964; posteriormente obtiene su Ph.D. en Bioquímica, en la misma universidad, en 1966. En 1969 realiza un curso sobre bacteriófagos, en el Cold Spring Harbor Laboratory, EEUU.

Contrae nupcias el 29 de marzo de 1969 con la médico investigadora Mary Strasberg y tienen dos hijas: Marián, comunicadora social y Maggi, abogada; la pareja es abuela de 2 nietos, por los momentos. A lo largo de su amplia trayectoria científica Manuel Rieber ha venido desempeñando un gran número de cargos, tanto académicos como administrativos, entre los cuales destacan: Profesor de Química Inorgánica, Facultad de Ciencias, UCV; miembro principal de la Comisión de Biología de CONICIT (1969-1972 y 1985-1987); coordinador encargado del Centro de Microbiología y Biología Celular, IVIC (1969-1970); miembro principal del Centro de Estudios Avanzados, IVIC (1969-1971; 1984-1994); coordinador del Programa Multinacional de Biología Celular auspiciado por la Organización de Estados Americanos (1970-1978); secretario general de la Asociación Venezolana de Bioquímica (1970-1978); jefe del Centro de Microbiología y Biología Celular, IVIC (1974-1982 ; 1993-2000); coordinador del Postgrado de Bioquímica, CEA-IVIC (1974-1981); investigador titular del IVIC, desde 1975; profesor de Biología Celular de los postgrados del IVIC desde 1971; miembro principal de la Comisión Clasificadora del IVIC (1976-1978) coordinador de la Comisión de Biotecnología del IVIC (1984-1997).

Manuel Rieber pertenece a las siguientes sociedades científicas y académicas: Chemical Society de Londres desde 1963; Biochemical Society de Londres desde 1966; American Society for Microbiology desde 1968, Asociación Venezolana de Bioquímica y Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC) desde 1969; American Society of Biological Chemistry desde 1974. También con su asistencia activa a diferentes eventos científicos, tanto nacionales como internacionales (EEUU, Bélgica, Argentina, Italia, Inglaterra, etc.) contribuyó con valiosos aportes científicos, inicialmente en el campo microbiológico y posteriormente en el área del cáncer. Importantes publicaciones, tanto en el área de la bioquímica como de los cambios en células eucariotas tumorales, cubren un total de 105 trabajos, publicados en revistas científicas internacionales indexadas. También es autor de interesantes capítulos de textos y monografías de temas altamente especializados; siendo tutor de un gran número de tesistas, tanto de pre como de postgrado.

Su alta y eficiente productividad le otorgó la designación de investigador titular en el IVIC, siendo el primer egresado de la Facultad de Ciencias de la UCV y el más joven investigador del IVIC que logra esa denominación. En una entrevista publicada recientemente, Manuel Rieber le comentaba a su interlocutora que ya cuando cursaba el tercer año de bachillerato, recorría a pie las calles de Caracas en busca de libros usados de química, pues ya comenzaba a desarrollarse en su inquieta personalidad la curiosidad por tan compleja y fascinante área de la ciencia. En vista de tan persistente interés algunos familiares comenzaron a regalarle juegos de química, instrumentos determinantes para la formación de este brillante investigador. Con ellos comienza a preparar reacciones, algunas de ellas un poco explosivas, otras resultaron en interesantes productos (pinturas, perfumes y otros) que en manos de un adolescente de apenas trece años se convirtieron en fuente de sus primeros ingresos, con los cuales compró sus primeros libros de química, constituyéndose en el mejor de los trofeos para el joven Manuel. También admite que durante su formación tuvo una gran influencia la presencia paterna; su progenitor fue músico formado en el Conservatorio de Música de Viena, Austria y en nuestro país fue miembro fundador de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, todo ello se tradujo en una personalidad de gran constancia y sensibilidad. Como menciona el propio Manuel Rieber, existe un marcado paralelismo entre la música clásica, las artes plásticas y la investigación científica, todas ellas son profesiones que exigen una alta motivación, particularmente en países en vías de desarrollo como el nuestro, donde no existe la adecuada comprensión por el arte, la cultura o la ciencia. Al ver que su padre, con escasos recursos económicos, persistía en su interés de ser músico y de realizar una carrera cultural que lo motivara, Rieber se percató de que valía la pena luchar por cursar una carrera, que quizás no sería de gran beneficio económico, pero si estaría pletórica de satisfacciones espirituales.

Otra faceta de Manuel Rieber, aunque no muy conocida por sus colegas, es la actividad vecinal como miembro de la Asociación de Vecinos de El Rosal, urbanización en la cual reside desde hace varios años. Como él mismo declarara en una entrevista: «el micromundo del desarrollo ciudadano me interesa mucho, sin embargo me gusta separar la capacitación como ciudadano, de la parte partidista. Es importante que cada uno tenga madurez cívica propia y aporte sus criterios individuales, para satisfacer a la sociedad. Como ciudadano el éxito está vinculado a la posibilidad de ver que el país sea capaz de superarse, que evoluciona, incorporando criterios constructivos de democracia, desarrollo y capacitación de derechos humanos«.

Opinamos que en el campo de la docencia es donde muestra su mayor entusiasmo, sus clases son amenas y muy didácticas, quizás lo ayude en ello su firme tono de voz, serenidad, seguridad y excelente pronunciación del idioma, tanto del español como del inglés. Con sus alumnos confiesa que es exigente, pues le gusta dar clases de manera participativa, evitando los monólogos. En los últimos 25 años ha venido desarrollando en el IVIC una actividad docente muy intensa, dictando de forma ininterrumpida varias materias de los postgrados que se dictan en esa institución, además de organizar año tras año excelentes cursos internacionales teórico-prácticos de Biología Molecular del cáncer, con la participación de reconocidos invitados internacionales. Los que tuvimos la oportunidad de asistir a algunos de ellos recordamos con especial afecto la invitación que hiciera Rieber a los destacados investigadores Robert Gallo, codescubridor del VIH; y Davis Baltimore, Premio Nobel de Medicina 1975. Durante su larga trayectoria Rieber ha venido desarrollando valiosos aportes, reconocidos a nivel mundial, en diversas áreas de la investigación científica.

Durante sus comienzos en el IVIC tuvo la oportunidad de realizar, al lado del Dr. T. Imaeda, relevantes estudios sobre compuestos que logran interferir in vitro, con diferentes especies de Mycobacterium. En ese microbio logra demostrar por primera vez el uso de iones calcio para introducir ADN con fines correctivo-terapéuticos, en bacterias patógenas (1970). La adaptabilidad del genoma bacteriano lleva a Rieber a experimentar con éxito, en células cancerosas, dicha propiedad, pero con drogas antineoplásicas. Ha estudiado los complejos mecanismos de proliferación y resistencia a la muerte celular. También valiosos fueron algunos de sus aportes en el campo de enfermedades autoinmunes, particularmente con el lupus eritematoso sistémico, donde identifica a un complejo ADN- proteína como implicada en esa patogénesis. Consideramos, sin temor a equivocarnos, que el éxito de Rieber tiene que ver con la estricta disciplina en su trabajo, y como afirmara el Dr. Ferdinando Liprandi, en una reciente entrevista: «Su sentido de lucha y la audacia en enfrentarse sin complejos de inferioridad a los retos de la investigación y a los desafíos más difíciles de su entorno social. Todo ello ha llevado a Manuel a ser portavoz en el Instituto y en el sistema científico, de opiniones combativas a veces duras, que uno puede no compartir pero sí respetar, porque las siente inspiradas por una auténtica excelencia, que ha sido esencia misma del IVIC«.

Otro aspecto que debemos mencionar es la gran influencia que tiene el núcleo familiar en el equilibrio emocional de este investigador. Por un lado la cooperación de su esposa, aquí se puede constatar el viejo adagio de que «Detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer»; nunca un dicho popular tuvo más vigencia que en el caso de esta pareja. Mary, además de ser su paciente compañera, es su mano derecha en las múltiples actividades de laboratorio que viene desarrollando día a día su inquieto esposo; o como dijera recientemente un compañero de trabajo: «Mary es su compañera solidaria en las aventuras de la Vida y la Ciencia«. Por otra parte sus dos hijas y nietos, complementan la dicha de Rieber, particularmente los días domingos, única oportunidad que tiene la familia para reunirse y pasar los momentos más gratificantes de la semana.

Biografía elaborada por

Rosandra Mazzali de Ilja

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