José Jacinto Gutiérrez Alfaro

El 14 de septiembre de 1912 nace en Caracas José Jacinto Gutiérrez Alfaro, sexto y último hijo del maestro Pedro Elías Gutiérrez y de la distinguida dama Laura Santos Alfaro de Gutiérrez, quienes forjaron con esfuerzos y una vida austera la formación intelectual y moral de todos sus hijos. Inició sus estudios en el Colegio Católico Alemán, continuándolos en el Colegio La Salle de Caracas donde obtuvo el título de bachiller en 1931. Comienza a estudiar Medicina en la ilustre Universidad Central de Venezuela, viéndose obligado a perder un año de estudios por padecer de una severa fiebre tifoidea. Dos años antes de concluir sus estudios contrae matrimonio con la señorita Luisa Elena Vásquez Flores, de cuya unión nacieron once hijos y quienes le dieron veintitrés nietos y siete bisnietos.

Fue discípulo de José Izquierdo, Jesús Rafael Rísquez, Domingo Luciani, Vicente Peña, Alfredo Borjas y varios otros maestros de la Medicina nacional. Fue estudiante de excepción y de brillante inteligencia, lo que lo hizo merecedor de las más elevadas calificaciones. Realizó su internado en el Hospital Vargas de Caracas, la Maternidad Concepción Palacios y el Hospital Carlos J. Bello de la Cruz Roja Venezolana. Siendo estudiante actuó como jefe de la Sección de Hematología y Química Sanguínea del laboratorio de la Cruz Roja Venezolana. Fue técnico del laboratorio de la Clínica Córdoba y preparador de la Escuela de Técnicos de Laboratorio fundada por el ilustre microbiólogo Jesús Rafael Rísquez. Durante el último bienio de su carrera, fue preparador por concurso de oposición en la Cátedra de Bacteriología y Parasitología de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, lo que culminó con la elaboración de una guía de trabajos prácticos. Concluye esta época de estudio y trabajo afanoso con la obtención del título de Doctor en Ciencias Médicas el 15 de octubre de 1940. Realizó su tesis con grandes méritos, titulada «La sinfisiotomía de Zárate en Venezuela«, la cual incluía su invento, el ginecostato angular, que le mereció el reconocimiento de la Medicina de su época.

Inició sus actividades profesionales en medicina general durante algunos años, conjuntamente con el laboratorio clínico como director en la Clínica Córdoba. En 1947 se traslada al hospital privado Centro Médico de Caracas donde funda el Servicio de Laboratorio junto a su apreciado profesor el Doctor José Antonio O´Daly. En 1956 crea la Sección de Microbiología de dicho servicio. En este laboratorio el maestro Gutiérrez Alfaro y sus colaboradores aislaron por primera vez en Venezuela bacterias como Mima polimorpha, Edwardsiella tarda, Streptococcus mutans y Eubacterium lentum. Estas y otras innumerables investigaciones fueron presentadas en todas y cada una de las jornadas y congresos organizados por la Sociedad Venezolana de Microbiología.

En 1947 y 1954 fue adjunto del Servicio de Laboratorio «Rafael Rangel» en el Hospital Vargas de Caracas. Se desempeñó como director del Laboratorio Central del Instituto Venezolana de los Seguros Sociales, así como también fue fundador y director del Laboratorio del Hospital Universitario de Caracas y de su Sección de Microbiología, desde 1966 hasta 1978. En 1941 se incorporó como profesor de la Cátedra de Higiene de la Escuela de Medicina de la UCV y fue jefe de trabajos prácticos de Bacteriología y Parasitología en la antigua casona que fue sede de la enseñanza médica durante muchos años y en la actualidad, sustituida por el edificio de la Escuela de Medicina José María Vargas. En 1957 fue profesor agregado y jefe de la Cátedra de Bacteriología y Parasitología de la Escuela de Odontología de la UCV. Como educador ve culminar sus anhelos de hacer del laboratorio una carrera universitaria y funda la Escuela de Bioanálisis y se incorpora a ella activamente como profesor titular de Microbiología.

Pero no todo es ciencia, docencia y laboratorio en el Maestro Gutiérrez. En 1944 utiliza, por primera vez en nuestro país, la penicilina, logrando salvar la vida de una paciente con neumonía neumocóccica que no respondía al tratamiento sulfamídico convencional. Con esta hazaña, el maestro Gutiérrez se transformó en el primer protagonista de la era antibiótica en Venezuela. Durante muchos años de dedicación a la Microbiología Clínica incursiona por diferentes áreas y realiza aportes invalorables a la Microbiología venezolana. Movido por un infatigable deseo de superación viaja a los Estados Unidos y realiza contactos personales con bacteriólogos de la talla de V.R. Dowell y W.S.C. Moore. Con ellos aprende Bacteriología anaeróbica en el Centro de Enfermedades Transmisibles de Atlanta y en el Instituto Politécnico de Virginia. Los anaeróbicos se convierten en su nueva pasión que lo lleva a realizar múltiples trabajos de investigación y a coordinar cursos de entrenamiento en todo el país. Con justa razón lo hemos reconocido como el «Padre de los Anaerobios» en Venezuela. Su permanente y fructífera inquietud lo lleva a indagar otros temas de interés clínico-microbiológico. Tal es el caso de las infecciones nosocomiales. A ellas dedicó muchas horas, creando normas y procedimientos, dictando conferencias, organizando cursos, asesorando comisiones de trabajo e investigando problemas propios de nuestras, instituciones de salud.

Fue promotor y coordinador de la primera encuesta nacional sobre infecciones hospitalarias, así como también fue el creador de las dos primeras comisiones de control de infección que aparecieron en Venezuela, una en el Hospital Universitario de Caracas y la otra en el hospital privado Centro Médico de Caracas. Su presencia en congresos de Microbiología y de Patología Clínica, tanto nacionales como internacionales, lo convirtió en el médico microbiólogo más querido y respetado por todos. Siempre estuvo allí, como asistente espectador o coordinando una mesa de trabajo, como el conferencista de orden o ayudando a resolver un imprevisto en el sistema eléctrico de la sala, como presidente del evento o como el generoso comentarista de las virtudes de un trabajo científico de uno de sus colegas, pero siempre estuvo allí. Lo conocen en México, Panamá, Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Estados Unidos, Inglaterra, España, Italia, Israel, países que visitó dejando muy en alto el nombre del nuestro.

Fue miembro fundador y primer presidente de la Sociedad Venezolana de Patología Clínica, así como también fue fundador de la Sociedad Latinoamericana de Patología Clínica. Dirigió los destinos de la Sociedad Venezolana de Microbiología durante once períodos. Fue presidente del VII Congreso Latinoamericano de Patología Clínica, celebrado en octubre-noviembre del año 1986. El maestro Gutiérrez también fue miembro correspondiente de la Academia de Medicina y de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Nuestra Sociedad Venezolana de Microbiología ha llegado a reunir cientos de miembros de todo el país. Él es el fundador de los capítulos de Aragua, Carabobo, Zulia, Centro Occidente y Falcón. El 30 de enero de 1969, propone que el día del microbiólogo, se celebre el 6 de noviembre, fecha cuando se conmemora el día de la creación de la primera Cátedra de Bacteriología de América por el Dr. José Gregorio Hernández. La Sociedad Venezolana de Microbiología le debe mucho y por ello se llena de gloria cuando el IV Congreso Venezolano de Microbiología fue honrado con su nombre. Con entusiasmo participó en el homenaje organizado en 1992 para celebrar sus ochenta años de vida.

En 1995 asistió a los actos conmemorativos del Año Louis Pasteur, pero ya se notaba que la salud del maestro se deterioraba, hecho que se hizo más evidente durante los cinco años finales de su existencia. Deseo coronar este pequeño bosquejo de la vida y obra del maestro «JJ» (como le decimos en confianza los que le debemos nuestra vocación por la Microbiología) señalando que su sabiduría y excelentes virtudes humanas son fuente inagotable de ideas para los microbiólogos que hemos compartido con él parte de nuestras vidas.

Querido maestro, la ciencia médica venezolana se sigue nutriendo de sus ideas y de su presencia a pesar de su desaparición física ocurrida el 10 de octubre de 2000. Que Dios lo tenga en su Gloria.

Biografía elaborada por

Oswaldo Carmona

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