Lorenzo de Montemayor fue un hombre excepcional, sencillo, humilde y honesto a toda prueba, uniendo a estos atributos un carácter también peculiar que no todos supieron comprender y valorar. Nació en Caracas el 20 de septiembre de 1916, en el seno de una familia honorable y tradicional. Cursó estudios de primaria y secundaria en el Colegio San Ignacio de Caracas, obteniendo el título de bachiller en 1935. Luego ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela en 1936, cursando solamente los dos primeros años de estudio. Su vocación por la investigación y la ciencia aplicada lo alejaron del campo general de la medicina de la época. Ya desde sus primeros años de estudio, trabajó como instructor y técnico auxiliar del laboratorio de la Cátedra de Dermatología y Sifilografía con los doctores Pablo Guerra (1903-1944), Leopoldo Briceño Iragorry (1908-1984) y Martín Vegas (1897-1991), en el Hospital Vargas de Caracas, donde permaneció entre los años 1946 y 1952.
En el año 1943, uno de los pioneros de la micología en Venezuela el profesor Lorenzo de Montemayor inició su carrera como técnico de laboratorio bajo la tutela del Dr. Pablo Guerra, al cual reemplazó luego de su muerte en el año 1944. Sus estudios de especialización en Micología, los realizó en Montevideo, Uruguay, bajo la dirección del Juan Enrique MacKinnon Artagaveytia (1904-1987), durante los años 1947-1948. En este tiempo publicó una serie de valiosos trabajos científicos donde cabe destacar la descripción de un nuevo agente de micetoma, Madurella grisea. En la década de los 50 regresó a Uruguay donde continuó sus estudios realizando cursos de Zimología Médica. En este mismo período viajó a California (EE.UU.) para continuar con sus estudios sobre micosis profundas.
Ya de regreso a Venezuela, trabajó como técnico de Micología en el Instituto de Medicina Tropical y a partir de esta época llegó a ser Jefe de la Cátedra de Técnica Histológica y Micología de la entonces Escuela de Laboratorio de la Facultad de Medicina recientemente fundada. Desde la creación del Instituto Nacional de Higiene en 1938, trasladado para el año 1951 a su sede actual en la Ciudad Universitaria el cual a partir de 1977 fue distinguido con el nombre del sabio “Rafael Rangel”, Montemayor fundó el Laboratorio de Micología y comenzó a trabajar en Micología Médica, llegando a la jefatura del mismo y trabajando como tal hasta su jubilación.
Montemayor fue fundador de la Sección de Micología del Departamento de Bioanálisis del Hospital Universitario, donde inició sus actividades profesionales y de investigación en el Laboratorio de Micología, encargándose de su jefatura hasta su jubilación en 1983.
Llegó a ser miembro fundador de la escuela de Bioanálisis de la Universidad Central de Venezuela, Profesor titular y Jefe de la Cátedra de Micología y Microbiología de la actual Escuela de Bioanálisis de la Facultad de Medicina (UCV), continuando hasta su jubilación como Profesor Titular. En esa época realizó sus estudios para revalidar su título y optar al de Bioanalista, fecha en la que tuve el honor de conocerlo en las mismas aulas donde comenzaba mis estudios universitarios (1967- 1969).
Durante su vida profesional dictó innumerables cursos de Micología y lo que es más importante, formó a los estudiantes de Bioanálisis de muchas generaciones en el área de Micología en la Escuela de Bioanálisis de la UCV, donde igualmente fundó el Laboratorio de Micología llegando a convertirse en Jefe de la Cátedra de Micología igualmente, hasta su jubilación. Año tras año nos transmitió sus enseñanzas, en forma inigualable, aprovechando la facilidad que desde niño tenía por el dibujo y la pintura; muchos recordamos como simples esquemas, dibujados en la pizarra, transmitía los conceptos más difíciles de cualquier tema micológico. Cada corrección de examen tenía una explicación correcta y exacta de los que sus alumnos debíamos haber contestado y otra vez, sus dibujos permitían rectificar muchas veces lo que habíamos olvidado. Desde los pasillos de nuestra escuela fue un compañero más, nos tomaba el pelo, hacía chistes, nos ponía sobrenombres y sobre todo nos aconsejaba y nos daba apoyo de maestro amigo tan necesarios para enrumbar nuestra vida y futura profesión.
Son incontables el número de Congresos, Jornadas y Simposia a los cuales asistió, ya fuese como delegado de nuestro país, como conferencista o presentando trabajos científicos. Fue miembro, de muchas Sociedades Científicas nacionales e internacionales, miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Microbiología (SVM), miembro de la International Society for Human and Animal Mycology (ISHAM), entre otras.
Es pequeño el espacio para enumerar los trabajos científicos que Lorenzo de Montemayor publicó (más de 150), incluyendo el reporte de varias especies nuevas para Venezuela y el mundo, una de ellas «Aspergillus insulicola sp. nov.”, tuve el honor de estudiar con él mientras trabajábamos en la recién fundada Escuela de Biología de la Universidad Simón Bolívar (USB) entre 1972 y 1974, en Caracas. Cabe destacar que en su propio Currículum vitae contaba con 160 trabajos publicados hasta 1986.
Le fueron otorgados muchos reconocimiento a su labor docente entre ellos cabe destacar: Facultad de Medicina (UCV), Escuela de Bioanálisis a los 35 años de su fundación, Mérito al Trabajo en Primer Grado (Congreso de la República), así como otras, distinciones. Tuvimos el honor de formar parte del grupo de profesores de la Escuela de Bioanálisis de la UCV quienes bautizamos con su nombre al Laboratorio de Micología de dicha Escuela, del cual fue su fundador. De la misma manera, mientras fungía como Coordinador de la Sección de Micología del Departamento de Bioanálisis del Hospital Universitario de Caracas, tuve el privilegio de bautizar su laboratorio con su nombre “Lorenzo de Montemayor”.
Su última labor docente la realizó como Profesor contratado en la USB, en la Cátedra de Biología donde fundó el Laboratorio de Micología en el año 1972. En ella formó a estudiantes de pregrado y posgrado en las Ciencias Biológicas, siendo tutor de numerosas tesis de grado. En esta universidad logró continuar con una de sus pasiones micológicas, la colección de hongos, iniciada en cada uno de sus sitios de trabajo, sin duda una de las mayores micotecas de Venezuela.
Quien conoció a Lorenzo de Montemayor, «el profe», «el pocholo», sabía que contaba con un amigo sincero, amable y desinteresado. A pesar de estas exquisitas cualidades, también sabía «sacar las garras» como lo recalcaba, cuando era necesario. Cuántos recuerdos tengo de aquellos tirones de orejas que nos propiciaba cuando hacíamos algo que estaba fuera de lugar; siempre tenía la razón; durante el trabajo, los errores eran recriminados con un consejo, nunca con la prepotencia de aquéllos que piensan que el ser jefe da derecho a humillar a sus subordinados. Tenía un dicho: «mientras seas yunque aguanta, cuando tengas el martillo no golpees con él«.
Son igualmente innumerables las pinturas y dibujos de nuestro querido «profe»; los que guardan algunas de ellos deben saber valorarlos, ya que cada uno retrata su personalidad y calidad humana; su amor por la naturaleza, por el mar, por los animales, sobre todo por los perros, por los que sentía enorme cariño y predilección, era muy evidente. Uno de sus mayores placeres fue el de la buena mesa y los buenos vinos. Seguramente que provenía de sus costumbres familiares y sus viajes por Suramérica. Durante los almuerzos que compartíamos, expresaba sus pensamientos y muchas veces el tiempo pasaba entre comentarios de la vida, hasta verdaderos proyectos de investigación y clases magistrales; tal vez por estos detalles, él mismo calificaba estas reuniones como «Simposio». Mientras realizaba mis estudios de posgrado en el exterior, mantuve correspondencia permanente con mi profesor. De ellas se desprenden sus cualidades de «sabio» en el mejor sentido de la palabra, a lo cual agregaría su calidad de padre y amigo. Sus mensajes y amables consejos todavía forman parte de mi vida profesional y personal. De allí que Lorenzo de Montemayor estará siempre presente en mis actos y estoy seguro que también en los de muchos de sus queridos alumnos.
Sea esta recopilación biográfica un pequeño homenaje para quien fue y será uno de los pioneros de la Micología en Venezuela, maestro de maestros, amigo, compañero y persona como hay pocas en nuestro gremio, en la Ciencia Venezolana y en el mundo, merecedor de todas las distinciones que en vida pudimos ofrecerle, desde la más alta hasta la más sencilla. Lamentablemente que muchas de ellas no le fueron otorgadas, porque él siempre era ajeno a estas demostraciones. Afortunadamente Lorenzo de Montemayor no necesitó de ellas para continuar siendo el mejor de los científicos que tuve el honor de conocer y a quien siempre consideraré como mi segundo padre. Falleció en Caracas el 5 de noviembre de 1993.
REFERENCIAS
- Gladys Belisario. Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel” Reseña histórica en su 70º Aniversario (1938-2008). Revista del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel. Versión impresa ISSN 0798-0477.INHRR v.39 n.1 Caracas jun. 2008.
- de Montemayor, L.; Santiago, A.R. «Aspergillus insulicola sp. nov.» Montemayor & Santiago, 1973. 55(2):125-137
- Di Prisco, J., Dr. Pablo Guerra: UNO DE LOS PIONEROS DE LA DERMATOLOGIA EN VENEZUELA. Editorial. Dermatología venezolana, VOL. 29, Nº 3,
- Langeron Maurice, Paul Guerra. 1941. Les Secteurs clairs et sombres des colonies de levures. https://www.venezuelatuya.com/biografias/martin_vegas.htm
- Leopoldo Briceño Iragorry – Cazadores de Microbios de Venezuela. Https://www.cazadoresdemicrobios.com.ve › consulta_biografia.
- Mackinnon, JE, Ferrada-Urzúa, LV y Montemayor, L. Madurella grisea n.sp. A new species of fungus producing the black variety of maduromycosis in South America. Mycopathologia, 4: 384-393, 1949.
- Santiago Stürup, A.R., LORENZO DE MONTEMAYOR (1916-1993) Cazadores de Microbios de Venezuela. Pag. 507
- Lorenzo de Montemayor y Axel Rodolfo Santiago Stürup. Universidad Simón Bolívar, Sartenejas, Estado Miranda, 1972.
Biografía elaborada por
Axel Rodolfo Santiago Stürup