Teresa Rondón Tarchetti nació el 24 de agosto de 1926 en Zea, perteneciente al hermoso estado Mérida. Su padre fue el ilustre escritor y periodista Rafael Ángel Rondón Márquez, autor de entre tantas obras, una que su hija conserva con orgullo y admiración: «Guzmán Blanco, el autócrata civilizador» magnifica edición en dos tomos que recibiera el Premio Municipal de Literatura en 1944; falleció en 1966. Su madre Elba Luisa Tarchetti de Rondón, abnegada ama de casa quien se dedicó al cuidado de sus 10 hijos y a la crianza de un menor huérfano, que se convirtió en un hijo más de esta honorable familia; cuatro de ellos han fallecido, al igual que su distinguida madre quien murió en 1998, a la edad de 95 años.
Estando Teresa aun pequeña, los esposos Rondón Tarchetti se mudan a la ciudad de Caracas, aquí comienza sus estudios de educación primaria en el Colegio Católico Alemán, concluyéndolos en la Escuela Experimental Venezuela. De esta primera etapa escolar recordaba con afecto el reconocimiento semanal que recibiera en forma consecutiva, con una cruz que colgaban los maestros de su pecho cada sábado por sus altas calificaciones. De esa misma época, narraba con orgullo, eran las presentaciones en clases de Biología, con sus afiches-dibujos con temas de zoología, no sólo en su salón de clases, sino que además era invitada a otras aulas, aún de grados superiores, donde a veces se encontraba con alguno de sus hermanos, que la observaban con admiración y respeto.
Su educación secundaria la cursó en el Liceo Fermín Toro, cuando estaba en el viejo local de Reducto a Glorieta, concluyendo su bachillerato en el Liceo de Aplicación, donde obtuvo el título de Bachiller en Ciencias Biológicas en 1946. De esos períodos recordaba con afecto lo privilegiada que era de su generación en tener ilustres profesores como: Hector Guillermo Villalobos, Siso Martínez, Luis Villalba Villalba, Olga y Humberto García Arocha, Mercedes Urbaneja, Alicia de Troconis, el humanista español Augusto Pi Suñer y muchos otros. Entre 1946 y 1949 estudió en el Instituto Pedagógico de Caracas, donde egresó como profesora de Biología y Química para escuelas secundarias y normalistas. En el Pedagógico, recién graduada, fue colaboradora del laboratorio de Biología, llevando su propio microscopio para que los estudiantes tuvieran la oportunidad de practicar con este maravilloso instrumento.
Posteriormente, a través de la secretaria de un historiador norteamericano que vino a entrevistar a su padre, se informó sobre los trámites para lograr una beca, la cual consiguió al cabo de muchos esfuerzos y gracias a sus méritos, a través del Instituto Internacional de Educación. Así viajó a los Estados Unidos e inició sus estudios en el Smith College de North Hampton, en Masachussetts, graduándose en 1952 con el título de Master of Arts in Zoology, previa aprobación de una extensa y excelente tesis sobre: “Diferenciación de tiroides de embriones de rata, tanto in vivo como in vitro”, publicada en 1957 conjuntamente con su tutor E. Carpenter. Entre 1951 y 1954 realizó numerosos cursos de verano, en las siguientes especialidades: curso en Zoología y Embriología de Invertebrados Marinos, en el Woods Hole Marine Laboratories; curso de posgrado en Zoología, Morfología de Invertebrados, Genética, métodos de cultivos de órganos (Departamento de Zoología), cultivo de células y Virología (Escuela de Medicina), de la Universidad de Yale, Connecticut.
En 1956 contrajo nupcias en North Hampton, Masachussetts con el profesor de Matemáticas y Filosofía del Instituto Tecnológico de Masachussetts, Gian Carlo Rota, que para ese momento se encontraba trabajando en el Laboratorio Atómico de los Alamos, en Nuevo México, institución que se hizo famosa, años atrás por el desarrollo del polémico Proyecto Manhattan. Una vez casada, Teresa inicia, durante los meses de verano, su periplo por diversas universidades, tanto en los Estados Unidos, como en el exterior, a las que era invitado su esposo a dictar charlas y cursos, oportunidad que también ella aprovechaba al máximo. Gian Carlo fallece en 1999, en Cambridge.
En relación a sus múltiples actividades docentes desarrolladas durante su larga trayectoria profesional, caben destacar las siguientes: profesora en Ciencias Biológicas a distintos niveles en educación secundaria, en Caracas (1948-1953), entre 1952 y 1953 contribuyó al establecimiento de un laboratorio de cultivo de células y órganos, en la sede de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, dirigida por el Dr. Francisco de Venanzi, colaborando además en la formación del entonces joven investigador Alonso Gamero. Entre 1959 y 1972 participó como miembro del Departamento de Microbiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, entrenando a sus estudiantes en el manejo de métodos de laboratorio para el diagnóstico de clamidias y rickettsias. Entre 1968 y 1978 colaboró en la formación docente en pregrado y posgrado, tanto en el Departamento de Microbiología de la Escuela de Salud Pública de Harvard, como en la Escuela de Salud Pública de Harvard, en las cátedras de Microbiología e Inmunología, simultáneamente con sus actividades en el Hospital General de Masachussetts (HGM). Entre 1980 y 1981 hizo valiosos aportes docentes en el entrenamiento de microbiólogos venezolanos, para el manejo del diagnóstico de laboratorio de Chlamydia trachomatis, entre los cuales nos contamos varios miembros de la Sociedad Venezolana de Microbiología.
Durante su larga estadía en el país del norte y gracias a los numerosos viajes emprendidos por su esposo por motivos de trabajo, hizo pasantías y tomó cursos cortos en las siguientes instituciones: Universidad de California, Universidad de Wisconsin, Instituto Tecnológico de California, Universidad Rockefeller, Laboratorio Científico Los Álamos, Universidad de Colorado, Hospital Hotel Dieu de París, Instituto de Higiene de Roma, Instituto Lister de Londres, Universidad de Buenos Aires, Instituto de Virología e Instituto de Higiene, de Ciudad de México; Instituto de Oftalmología de San Cristóbal de Chiapas, Centro Médico Docente La Trinidad, de Caracas, Universidad de McGill de Montreal, Masachussetts State Laboratories de Boston, Instituto Pasteur de París, etc.
Numerosos y muy importantes fueron los cargos ocupados por Teresa durante su larga trayectoria, entre ellos debemos citar: profesora de Ciencias Biológicas en los liceos Aplicación, Fermín Toro, Luis Razetti, colegios América y Santa Rosa de Lima, entre 1948 y 1953; técnico en Virología en la Universidad de Yale, técnico en cultivo de órganos en el Smith College y en el Albert Einstein College of Medicine, entre 1954 y 1957. Entre 1957 y 1978 ocupó diferentes cargos como asistente de investigación en microbiología y genética en la Escuela de Salud Pública de Harvard y en el Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York. Entre 1978 y 1988, año de su regreso a Venezuela, ocupó el cargo de investigador senior en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del HGM, en Boston.
Su producción científica está resumida en sus más de 35 publicaciones y 16 resúmenes o avances, en prestigiosas revistas internacionales, todas ellas en el campo de la Microbiología. Teresa Rota estaba afiliada a las siguientes instituciones y sociedades científicas: Sociedad Sigma Xi del Smith College, desde 1952 (Sociedad Científica Honoraria); Pan American Group for Rapid Viral Diagnosis of Canada; Sexually Transmitted Diseases, Tissue Culture Association, American Society for Microbiology, etc. Un detalle relevante en la personalidad de esta excepcional mujer y que muestra su alta sensibilidad y responsabilidad, está representada en dos reflexiones que la acompañaron durante su larga trayectoria científica; la primera tomada del filósofo inglés Alfred North Whitehead, de su obra The aims of Education: Mente organizada es acción organizada. La segunda del célebre microbiólogo francés Louis Pasteur: Vivir en la serena paz de los laboratorios y las bibliotecas. Pregúntate primero qué has hecho para educarte, y a medida que vayas progresando, qué has hecho por tu país, hasta que llegue el momento en el cual podrás preguntarte qué has hecho para contribuir al progreso y bienestar de la humanidad.
Una de las personalidades que recordaba haber conocido, cuando estudiaba en Yale, contándolo con mucho orgullo, fue al Dr. Ross Granville Harrison, quien revolucionó la fisiología del sistema nervioso humano, al demostrar en 1907, que de la célula nerviosa sale el axón hacia la periferia y no a la inversa como se había postulado para la época, hallazgo que demostró mediante experimentos in vitro, empleando células de embrión de rana, mantenidas in vitro. Otro aspecto que la motivó mucho para el desarrollo de su línea de trabajo, fue la lectura del libro de Alexis Carrel:»La incógnita del hombre«, este científico francés, pionero de los cultivos celulares, hizo minuciosos estudios sobre el comportamiento de células extraídas del organismo vivo, y mantenidas in vitro en medios de cultivo especiales, pudiendo mantenerlas indefinidamente, y estudiando a través de ellas una gran variedad de actividades y cambios.
Entre 1977 y 1987, trabajando en el HGM, desarrolló diversas actividades, entre las principales: establecimiento del laboratorio de serología de citomegalovirus (CMV), acompañado de un ambicioso estudio de 1200 muestras de pacientes trasplantados renales, para la detección de anticuerpos contra el mencionado virus; asimismo colaboró en el proyecto del uso del interferón alfa en ese tipo de pacientes, demostrando que dicha droga retarda la aparición de infecciones virales (CMV y Herpes simple), pues es bien conocido que este tipo de enfermos, por ser inmunosuprimidos, tienden a sufrir serias infecciones microbianas, que amenazan la supervivencia del órgano trasplantado. Otro campo en el cual se destacó por sus valiosas investigaciones fue en el diagnóstico de clamidias en pacientes con trachoma, en muestras provenientes de Arabia Saudita. Igualmente valioso fue su aporte a la implantación del diagnóstico e investigación en el campo de los microorganismos intracelulares (virus, rickettsias y clamidias). A partir de 1982 comienzó a trabajar en pacientes con SIDA, aún antes de que se aislara el virus VIH 1; entre las numerosas publicaciones comprendidas entre esta fecha y 1988, se incluyen las relacionadas con los primeros aislamientos del VIH en diferentes muestras (semen, líquido cefaloraquídeo, sistema nervioso central, biopsias de cérvix, de retina, así como de células monocíticas macrófagas), hallazgos que llevó a cabo como miembro del equipo de los doctores: Martin S. Hirsch, David Ho y Roger Pomerantz, en la Unidad de Enfermedades Infecciosas, del HGM de Boston. En San Juan de Puerto Rico diseñó y organizó el laboratorio para diagnóstico de SIDA.
En el año 1988 regresó a Venezuela por motivos familiares, la enfermedad de su madre, de edad muy avanzada y en delicado estado de salud; esta circunstancia trae de vuelta a la patria, a esta incansable y valiosa investigadora. Es en nuestro país, en el Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel” donde se dedicó, como asesora científica, a continuar sus investigaciones en el área del SIDA y VIH, creando ante todo el Laboratorio de SIDA y Hepatitis. En éste se aísla por primera vez en Venezuela el VIH, a partir de linfocitos de sangre periférica, de un paciente con SIDA, diagnosticado clínicamente por las Dras. María Josefina Núñez y Libia Henao, del Hospital Universitario de Caracas. En 1992 organiza las Primeras Jornadas Científicas sobre el SIDA, en el Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”, evento de altísima calidad. Durante su estadía en esa dependencia, entre 1989 y 1996, publicó interesantes investigaciones en el campo del VIH, entre ellas las más destacadas: evaluación de estuches para el diagnóstico de laboratorio de SIDA y hepatitis, VIH en músculo esquelético de pacientes con SIDA, infección primaria por VIH, abstract del primer aislamiento del VIH en Venezuela.; escribió además el capítulo de Retrovirus, conjuntamente con el Dr. Edgar Jaimes, en el libro de “Microbiología para estudiantes de Medicina”. Todos los trabajos realizados en el INH «Rafael Rangel» contaron con el valioso aporte de jóvenes investigadores venezolanos.
Una faceta fascinante de la vida de Teresa y que quizás muchas personas no conozcan fue su pasión por la buena música en general y por la ópera en particular. Se presume que la herencia le viene del origen italiano de su abuelo materno Ettore Tarchetti. Desde muy niña, recordaba con especial afecto, las veladas sabatinas que organizaba su abuelo, a la cual asistían varios vecinos a escuchar sus discos de ópera, con los mejores cantantes de la época, reunión que concluía con un delicioso pastel, acompañado por una copita de vino marsala, que hacía las delicias de los asistentes. Por supuesto, a Teresa por ser muy pequeña, no le permitían asistir, pero nadie podía impedirle escuchar desde su cuarto las hermosas cantatas que se desarrollaban en la sala. El matrimonio con Gian Carlo, también de origen italiano, permitió que Teresa continuara cultivando este entretenimiento, con la diferencia que a ella le encantaba ir al teatro a ver la ópera en vivo, mientras que a él le gustaba escucharla desde una cómoda butaca de su hogar. Durante nuestra entrevista tuve el honor de admirar todas sus colecciones de óperas y fotos con dedicatoria personalizada de diversos cantantes líricos. Sentía especial admiración y culto hacia la famosa soprano griega María Callas, de quien conservaba celosamente dos cartas manuscritas por ella. Era amiga del Teatro Teresa Carreño desde 1989, miembro del Metropolitan Opera Guild desde 1967; de la Asociación Wagner de Venezuela desde 1993, del Club de María Callas de Londres desde 1992 y del Club de los 27 de Verdi de Caracas, desde 1993. En 1998 participó activamente en el montaje y desarrollo de la ópera La Valquiria, en el Teatro Teresa Carreño; pertenecía además al Grupo de Cultura María Gracia Trum. Entre diciembre del año 2002 y marzo de 2003 escribió un trabajo de más de 100 páginas sobre: «Reminiscenses of an opera fanatic«, que por la alta calidad de su contenido, no tenemos la menor duda de que será publicado, al igual que su manuscrito,»The classic in Wagner, The Ring of the Nibelung and the Iliad. Parallel reading«, trabajo de un profundo e interesante análisis. La polifacética Teresa fue además una apasionada jugadora de tenis, cuando sus múltiples actividades científicas y culturales se lo permitían; en 1978 ingresó formalmente al equipo de Tenis del M.G.H. y en el invierno practicaba en las canchas del conjunto residencial donde habitaba. Otra actividad que recordaba con cariño era el haber servido como traductora del español al inglés, de numerosos pacientes hispanos que acudían a consulta en dicho centro. Teresa Rota se retiró en 1998 del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”, dedicándose, casi a tiempo completo, a escribir sobre música y a profundizar sobre algunas lecturas de la literatura universal, sin desaprovechar las oportunidades para asistir a temporadas líricas en diferentes partes del mundo.
Biografía elaborada por
Rosandra Mazzali e Ilja