Nace en Caracas el 8 de julio de 1924, siendo el primero de los once hijos procreados de la unión de José Vicente Scorza Cobelli, un tachirense de Táriba, hijo de inmigrantes italianos, con Pascuala Benítez, una hermosa caraqueña, fuerte, dulce y de imponente carácter. Sus primeros años transcurren entre San José y La Pastora, populosas barriadas caraqueñas, en compañía de sus diez hermanos, ocho hembras y dos varones, y la legión de amigos de la infancia, con quienes comparte aventuras, bañándose en las quebradas de Gamboa, que traía aguas desde las faldas del Ávila y en la de Catuche, de La Pastora, debajo del puente Fernando VII, o en el entonces cristalino río Guaire, o en ocasiones protagonizando los llamados «avances de piedra», enfrentamientos típicos entre los muchachos de las mencionadas localidades por imponer su estilo de vida o mostrar su poderío en el tiro de piedra.
De esta misma época y de estos mismos lugares nace en este joven su pasión por el cuidado de los animales que solían merodear el área y a los que observaba detenidamente para detectar su comportamiento. Esto último lo complementaba manteniendo en el patio de su casa, en pequeños corrales, los más insólitos especímenes que pudiera conseguir, desde escorpiones hasta Didelphis. También, desde muy pequeño, recibe la influencia cultural de sus padres, reflejada en su pasión por la pintura y por la música, rasgo que lo caracterizó toda su vida.
La educación primaria la recibió Scorza en dos de las escuelas existentes en las parroquias antes mencionadas. Entre el primero y el cuarto grado se forma en la escuela Manuel María Echandia, de la parroquia San José y el quinto y sexto grado lo cursa en la escuela República del Brasil en La Pastora, de donde egresa en 1937 cuando contaba 14 años. Concluida la educación primaria, ingresa a la Escuela Normal de Caracas, donde obtiene el título de Maestro Normalista en 1941. Inmediatamente comienza su labor en la escuela República de Panamá en la que durante el período 1941-1944 se desempeñó como maestro de 1ro, 2do y 6to grados. Para ocupar el tiempo libre que le quedaba después de cumplir sus labores de maestro de aula, se registró en el Instituto Pedagógico Nacional, de donde egresa con el título de Profesor de Biología y Química en el año 1945.
Antes de culminar sus estudios en el Pedagógico, en 1944, cuando contaba sólo 20 años contrae nupcias con la joven Sara Ravelo, una guariqueña de Valle de la Pascua, estudiante de Castellano y Literatura en el mismo instituto y con quien procrea al tercer José Vicente Scorza. Cuando corría el año 1945 es enviado a Maracaibo como profesor de Biología y Química del Liceo Rafael María Baralt, el cual dirigía el insigne poeta marabino Jesús Enrique Lossada, con quien entabló sincera y perdurable amistad.
Contaba Scorza que el referido viaje a la tierra del sol amada duró tres días, a bordo del vapor de Guayana y que luego de arribar a una ciudad de costumbres distintas a las caraqueñas y recibir el inclemente sol que todo lo calienta, tuvo que acostumbrarse rápidamente a soportar la típica irreverencia maracucha, que se hacía presente en cada acto que seguía a la reverente y casi seglar relación con sus alumnos en el aula de clase. Es así como, concluidas las sesiones de clases matutinas y al filo del mediodía, cuando atravesaba las veredas aledañas al instituto atestadas de estudiantes, fatigado por la combinación del hambre que producían las cinco horas continuas de dictado de clases y el efecto de los rayos del astro rey, situado en todo el medio del azulísimo cielo, el cual producía temperaturas casi insoportables, comenzaba a escuchar voces agudas y solapadas por la complicidad de los grupos, que le gritaban «adiós, profesor canuto», remoquete que le habían asignado los estudiantes, dada su alta y flaca figura. Al no darse por aludido, las voces se iban incrementando en intensidad y frecuencia, hasta que, cuando ya a cierta distanci, y casi perdido el esfuerzo del provocador, se escuchaba una voz grave que en un solo gritaba: «…¡mirá profesor canuto, es con vos!». Todas estas cotidianas bromas fueron interpretadas, a decir de Scorza, como majaderías propias de jóvenes estudiantes que disfrutaban liberando su energía en forma de expresiones irreverentes para con su profesor, a quien respetaban profundamente en su rol de maestro.
En el año 1946, acaecida la muerte de su esposa, Scorza deja Maracaibo para regresar a su ciudad natal, donde consigue contrato en el Liceo Fermín Toro como profesor de Biología en el cual se desempeña hasta 1952. Durante ese período deja profunda huella en la legión de estudiantes que pasan por la Cátedra de Biología, donde se le conocía como el profesor científico que enseñaba a sus discípulos a investigar en los laboratorios de docencia durante los fines de semana y días feriados, con equipos y reactivos que adquirían con los beneficios de las rifas y actos culturales realizados con estudiantes aventajados como José Witremundo Torrealba, Otto Núñez-Montiel y Cecilia Dagert, entre otros. En el plano personal en ese período, el año 1949, también ocurre otro hecho importante, su segundo enlace matrimonial con otra guariqueña esta vez de Zaraza, la profesora Carmelina Regio, docente de Biología y Química, con quien procreó tres hijos varones. Aun cuando se sentía muy a gusto con su labor de docente e investigador enseñando a sus muchachos, su disconformidad con el régimen imperante lo obliga a militar en corrientes contrarias al Gobierno. Esta actitud de rebeldía, compartida en los salones de clase con los estudiantes, dura hasta julio de 1952, cuando es destituido por orden del Ministro de Educación de entonces, Simón Becerra, comunicación que refrenda el director de Educación, Héctor Guillermo Villalobos. La razón de la destitución es el haberse inmiscuido en asuntos políticos del Estado venezolano, a juicio de los empleadores del Ministerio de Educación. Esta destitución le costó a Scorza dos años de cesantía y persecución política.
Entre los años 1952 y 1954, buscando alternativas a su cesantía obligada como docente, logró quizás consolidar sus ideas como investigador, al convertirse en fiel colaborador del sabio José Francisco Torrealba, eminente científico venezolano quien, a la par de proporcionarle temas interesantes a investigar y/o discutir intelectualmente, con el fin de mantener en paz su pasión revolucionaria, le ofrecía un modesto sufragio, suficiente para subsistir. Esta relación permitió a Scorza crecer espiritual e intelectualmente y se decide a incursionar en la academia universitaria, comenzando como ayudante de investigación, pasando luego a asistente de investigación en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela entre 1954 y 1958, obteniendo simultáneamente la Licenciatura de Ciencias en esa misma Facultad en 1957.
Una vez creada la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, Scorza es nombrado su primer director, entre 1958 y 1959, para luego convertirse en su primer decano electo, en el período 1959-1960. En 1960, año de agitada vida por las múltiples ocupaciones como decano de la Facultad de Ciencias, investigador activo y comprometido con su militancia política, busca paz espiritual contrayendo matrimonio, por tercera vez, con una joven, guariqueña también, nacida en Altagracia de Orituco, llamada Cecilia Dagert, médico cirujano, ex alumna del Liceo Fermín Toro, con quien conduce varias líneas de investigación y quien lo acompaña y comparte con él todas sus inquietudes políticas. Con Cecilia le nace en Hamburgo su primera hija, a propósito de su visita como profesor al instituto de investigaciones de esa ciudad alemana, completando la familia una prole de dos hijas más y un niño, que pasa a convertirse en el cuarto José Vicente Scorza.
Durante los siguientes años, Scorza combina la investigación científica con la labor de un activo revolucionario, propio de la época, en busca de un cambio profundo que beneficiara al soberano y lo liberara de los insensibles que sólo se ocupaban de acomodar a sus correligionarios y perseguir a quienes los adversaban. Esta intensa vida y todo cuanto significaba se vino abajo abruptamente el 28 de octubre de 1965, cuando fue apresado, acusado de terrorista y recluido en la Cárcel Modelo de Caracas. Esta reclusión se prolongó hasta el año 1967.
Concluida su condena, viaja a Inglaterra con el pretexto de culminar sus estudios doctorales, bajo la conducción del eminente profesor PCG Garnham quien dirigía para ese entonces la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Finalizado el compromiso en tierras británicas, Scorza se traslada a la Universidad de Los Andes, en Mérida, por encarecida solicitud de su rector magnífico, don Pedro Rincón Gutiérrez, para que le ayudara a consolidar la idea de crear la Facultad de Ciencias en esa Alma Máter, en compañía de su entrañable Alonso Gamero. Scorza acepta y establece su quehacer científico en los Andes venezolanos, creando centros de investigación en las ciudades de Mérida y Trujillo, guiando a las nuevas generaciones de parasitólogos con el mismo entusiasmo con el que guiaba a sus muchachos en el Liceo Fermín Toro o enseñaba a los niños de la escuela primaria República de Panamá.
José Vicente Scorza falleció el 18 d agosto de 2016, a la edad de 92 años en la ciudad de Mérida, dejando un invalorable legado de sabiduría a las nuevas y futuras generaciones.
Biografía elaborada por
Néstor Añez