Leopoldo Briceño Iragorry nació el 4 de mayo de 1908, en Venezuela, en la ciudad de Trujillo, estado Trujillo. Sus padres fueron Jesús Briceño Valero y María Iragorry Briceño. Tuvo cuatro hermanos: Mario (Abogado, Escritor, Historiador y Político), Omar (Militar y Político), Marco Antonio (Comerciante) y Graciella (Hogar).
Realizó la primaria y el bachillerato en su ciudad natal. En 1925 ingresó a la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) donde cursó los primeros años. Debido a los sucesos políticos de 1928, viajó a Francia y se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de París en la cual, en 1931 obtuvo el título de Médico Colonial y en 1932 el Doctorado en Medicina. Durante su permanencia en París realizó estudios de postgrado de Bacteriología en el Instituto Pasteur, de Parasitología y Malariología en el laboratorio del Dr. Brumpt y en Dermatología en el servicio del Dr. Ravaut del Hospital Saint Louis. A su regreso a Venezuela, revalida su título de Doctor en Ciencias Médicas en la UCV (1932).
Su labor docente se extiende desde 1933 hasta 1977. Ocupa el cargo de Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Bacteriología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UCV y en 1953, llega a ser Profesor Titular y Jefe de la Cátedra, sucediendo a su ilustre maestro, el Dr. Jesús Rafael Risques. Fue Jefe del Departamento de Medicina Tropical, Parasitología y Microbiología y Jefe de Clínica por concurso de la Cátedra de Dermatología y Sifilografía en el Hospital Vargas de Caracas.
Como profesor universitario siempre demostró un profundo conocimiento de todo lo que enseñaba, además de evidenciar que estaba actualizado con los últimos avances de sus especialidades. Fue siempre reconocido por su gran capacidad para enseñar y de hacer fascinante lo que en esencia era complejo y árido. Fue muy estricto en el cumplimiento de sus deberes como Jefe de Cátedra. Por todas esas razones las numerosas promociones médicas que disfrutaron de su enseñanza lo recuerden siempre con cariño, admiración y respeto y que una de ellas, la de 1958 llevó su ilustre nombre.
Realizó una labor de gran importancia en el campo de la salud pública y se desempeñó como Epidemiólogo, Bacteriólogo y Médico Jefe de la División de Laboratorios del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y en 1946 llega a la jefatura de esta División, cargo que desempeña con eficiencia hasta el día de su jubilación en 1972. Allí creó el «Centro Nacional de Salmonelas, Shigelas y Escherichia coli enteropatógenas».
En 1948 fue elegido Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina (ANM), y ocupó el Sillón XXXVII; se incorporó con el trabajo “Salmonelosis Humanas en Venezuela”, cuyo juicio crítico lo hizo el Dr. José Antonio O´Daly Sierraille, y se recibió el mismo día con la Bienvenida del Dr. José María Ruiz Rodríguez. Fue Secretario de la Junta Directiva de la ANM (1952-1984), además Bibliotecario y Director de la Revista Gaceta Médica de Caracas.
También fue Miembro Correspondiente Emeritus de la Academia de Medicina del Zulia, Miembro Correspondiente de las Academias Nacionales de Medicina de Buenos Aires, Perú y Chile.
El Dr. Briceño Iragorry fue también Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y perteneció a numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales. Entre los cargos sanitarios internacionales ocupados por el maestro Briceño Iragorry, resalta el de Asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Laboratorios de Salud Pública. Fue fundador de la Sociedad Venezolana de Microbiología (SVM) y su Presidente en 1957.
El Dr. Briceño Iragorry dejó una producción científica importante en casi todas las áreas de la Microbiología Médica. Publicó treinta y seis trabajos de Bacteriología y Salud Pública, doce de Micología y Dermatología, treinta y cinco de Parasitología y Entomología Médica y quince de Medicina General y procedimientos diagnósticos, además de muchos estudios biográficos de miembros de la ANM y de científicos venezolanos y extranjeros.
Todas sus investigaciones son conocidas y apreciadas internacionalmente. Son importantes sus numerosos trabajos sobre salmonella, shigella y otros agentes de gastroenteritis. Así mismo hizo importantes aportes sobre brucelosis y tifus exantemático murino. En el campo de la Micología, sus estudios sobre esporotricosis y blastomicosis tuvieron gran reconocimiento; en el campo de la Parasitología, sus publicaciones sobre flebótomos, simúlidos y culicoides, fueron de gran valor en esta área del conocimiento y llegó a describir nuevas especies de estos artrópodos.
El Dr. Briceño Iragorry tuvo también el mérito de mantenerse en contacto permanente con el Instituto Pasteur de París, el Center for Disease Control (CDC) de Atlanta (USA) y con otras instituciones extranjeras.
Fue objeto de numerosos y merecidos reconocimientos, entre ellos figuran el Premio Luis Daniel Beauperthu y otorgado por la SVM y las Órdenes: Mérito al Trabajo, 27 de junio, Comendador de la Orden de El Libertador, José María Vargas, Andrés Bello, Francisco de Miranda y Enrique Tejera.
En relación con su vida familiar, se unió en matrimonio con la distinguida dama Corina Calcaño Romero y de esa unión nacieron cuatro hijos: Leopoldo (médico), Álvaro (Ingeniero electricista), Corina (Pintora) y Rosario (Hogar). A la fecha (agosto-2020), su numerosa descendencia está constituida por 14 nietos, 26 bisnietos y dos tataranietos.
El Dr. Briceño Iragorry dedicaba su tiempo libre a la lectura y a la música clásica, especialmente a la ópera. Desde muy niño, viajó por todo el país y conocía en detalle toda la geografía venezolana.
El hijo mayor del maestro Briceño, el Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry Calcaño, se refiere a su padre de la siguiente manera: «Mi padre era una persona reservada, pero manifestaba gran alegría en reuniones con sus amigos más cercanos y cuando mi hermano y yo salíamos de cacería con él. Exigía la presencia de toda la familia en las horas de almorzar y cenar, momentos en los que expresaba grandes dosis de afecto y fino humor. Fue rígido en nuestra educación y nos inculcó la dedicación al estudio, la lectura y el amor por la música clásica, además de sembrarnos valores trascendentales, no sólo con palabras sino que era un modelo de vida digna de imitar«.
En opinión de quienes le conocieron, era un hombre culto, sincero, bondadoso, de una gran modestia y muy gentil, cualidades que le generaron el aprecio y la admiración de todos los que le trataron o tuvieron el honor de trabajar a su lado.
Quien escribe esta semblanza, conoció al Dr. Briceño Iragorry en los primeros años de la década de 1970, durante eventos científicos organizados por la SVM y puedo dar fe de sus extraordinarias cualidades profesionales y humanas.
El gran maestro Briceño, insigne médico, investigador, microbiólogo, sanitarista y profesor universitario, fallece en Caracas el 13 de mayo de 1984, dos meses después de haber quedado viudo de su gran esposa y compañera, su amada Corina, quien se esmeró en dar lo mejor de sí misma para acompañarlo en sus labores como padre de familia y como profesional.
Dejó sembrado un camino luminoso y lleno de virtudes humanas para ser recorrido por las posteriores generaciones de profesionales de la salud que ven en él un paradigma digno de ser emulado. El primero en seguir sus pasos fue su hijo primogénito, el Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry Calcaño, prestigioso Cirujano Pediatra y quien llega a ser Individuo de Número de la ANM-Sillón VIII, además de haber sido Secretario de la Junta Directiva de esta Institución desde 1998 hasta 2016 y su Presidente, desde 2018 al 2020, cargos que desempeñó con gran dedicación y vocación de servicio.
…¡Honores a quienes honores merecen!
Fuente: Tomado de la Revista Gaceta Médica de Caracas, Vol 128 (3): 430-432, 2020, con la autorización expresa de su Comité Editorial.
Biografía elaborada por
Oswaldo Carmona