Corría el año de 1928, la depresión económica de Alemania iba a permitir que un hombre como Hitler llegara al poder; en Norteamérica la ley seca hacía surgir los Al Capone y los Dillinger; Alexander Fleming se topaba con un hongo que inhibía el crecimiento bacteriano y descubría la sustancia más importante en la medicina del siglo XX: la penicilina.
Y el 4 de septiembre de ese año y en la caraqueñísima parroquia de San Juan nacía un varón, hijo de una pareja de inmigrantes italianos a quien le pusieron por nombre Albo Salvador. La niñez de este segundogénito de los Saturno fue como la de cualquier muchacho caraqueño. Sus primeras letras las aprendió en la Escuela Zamora. Los ritmos de la burriquita, los ruidos de los «grillos» que provenían de La Rotunda, los tangos de Gardel, la célebre frase de «calma y cordura» que el General López Contreras le exigía al pueblo una vez muerto el dictador Gómez, formaron parte de ese mundo que acompaño a Albo en su crecimiento. El bachillerato lo estudia en el Liceo Fermín Toro. Luis Villalba, Héctor Guillermo Villalobos, José Vicente Scorza, Héctor Gouverneur, Siso Martínez, Alonso Gamero Gouverneur y otros, son un ejemplo de la pléyade de profesores que impartían clase en el viejo liceo de Reducto a Glorieta. El estudio humanístico lo completó dirigiendo el periódico mural, fundando otro y como secretario de cultura primero y como presidente de la República Liceísta después.
Graduado de Bachiller en Ciencias opta por el estudio de Medicina en la Universidad Central de Venezuela. Es arrestado por la Seguridad Nacional por haber tomado la palabra en un mitin en la Plaza la Concordia en apoyo al Decreto 321 de García Arocha. Luego viene la interrupción de los estudios cuando el dictador de turno, general Marcos Pérez Jiménez, cierra la universidad por dos años. Se traslada a Madrid, España, donde se inscribe en el tercer año de la carrera. La muerte prematura de su padre lo hace regresar. En Venezuela encuentra la universidad abierta y se inscribe de nuevo y a malas penas cursa el tercer año; sin embargo, compromisos contraídos por el padre y una deuda pendiente, lo obligan a abandonar los estudios para dedicarse a resolver el problema económico heredado. Transcurren dos años vendiendo cigarrillos por Caracas y habiendo saldada la deuda, opta por continuar los estudios médicos en Italia. Estudió y se graduó en la Universidad de Siena con el grado de Doctor en Ciencias Médicas, previa presentación de su tesis doctoral «Niveles de aldosterona en pacientes con tiroidopatías«. Es nombrado secretario del primer Simposio Mundial de los nuevos fármacos antidiabéticos que tuvo lugar en la bella ciudad de Toscana en 1957.
En 1958, ya para graduarse de Médico, se casa con una bella dama del Salernitano de nombre Pascualina Troccoli; se preparan baúles y maletas y regresan a Venezuela en 1960. Habla con el Dr. Marcel Roche, director del IVIC para entonces. Se queda en el laboratorio de virología dirigido por un investigador alemán de nombre Gernot Bergold. Aquí comienza sus primeros pininos con los microorganismos submicroscópicos. Como éxito en su trabajo de investigación podemos destacar la visualización del virus Mayaro al microscopio electrónico (inédito hasta entonces) y la utilización del Twen 80 para el tratamiento de los sueros a usar en las pruebas de aglutinación-inhibición de los Arbovirus.
En 1962 es enviado a los Estados Unidos de Norteamérica para profundizar en el estudio virológico y es aceptado en la Universidad de Yale con sede en la ciudad de New Haven, en el estado de Connecticut. Allí se le asigna al Dr. Jack Henderson como consejero y guía. Efectúa trabajo de campo en el condado de Bufford en el estado de Carolina del Sur. Se codea con la flor y nata de los virólogos de dicha prestigiosa universidad, destacando investigadores como Wilburg Downs, Premio Nobel de Medicina por haber introducido al ratón blanco en los estudios de virología. Trabajó intensamente con cáncer del cuello uterino, confrontándolos con células Hela cultivadas para buscar cualquier origen viral en dichos neoplasmas. Demostró la precariedad de las aves en el mantenimiento de las endemias en los ciclos naturales de las arbovirosis. Uno de los trabajos, el efectuado con aves, fue escogido para representar al Departamento de Salud Pública de la Universidad de Yale en el 48th- annual meeting Federation of American Societies for Experimental Biology que tuvo lugar en Chicago en 1964. Allí, con el Dr. Downs como patrocinador presentó el trabajo en la Sesión de Inmunología. Regresa a Venezuela y continúa su trabajo en el IVIC. En una expedición en la selva de San Camilo, estado Táchira, descubre dos cepas nuevas de fiebre amarilla que fueron denominadas IVIC-1 e IVIC-2. Conjuntamente con el Dr. Miguel Layrisse, se aprovecharon los pares de sueros de indios del alto Ventuari y del Alto Orinoco, demostrándose por seroconversión la actividad de varios tipos de arbovirus. Parte de este trabajo fue presentado en la Biota Amazónica que tuvo lugar en Belem du Pará, en Brasil. Obtuvo el título de Magister Scientiarum otorgado por el Centro de Estudios Avanzados de dicho Instituto.
Debido a la situación económica del país y por lo insuficiente del sueldo para cubrir las necesidades de la familia, se ve en la obligación de renunciar al IVIC, lo cual hace en el nivel de Investigador Asociado. La Universidad Central de Venezuela lo reclama y entra a trabajar en la Cátedra de Microbiología de la Escuela de Medicina José María Vargas. La Doctora Lía Imber de Coronil le abre las puertas del Hospital de Niños JM de los Ríos y allí es nombrado jefe del Departamento de Investigaciones y jefe del Laboratorio de Virología. Conjuntamente con el Departamento de Anatomía Patológica de la Maternidad Concepción Palacios, se monta una línea de células cultivadas provenientes de riñones humanos de niños mortinatos así como de placenta humana.
En la cátedra estuvo siempre al lado del Dr. Ladislao Pollak y cuando éste se jubiló fue nombrado jefe de esta. Desarrolló, conjuntamente con el Dr. Ladislao Pollak un curso paralelo de historia del arte y, específicamente, de pintura. Un infarto lo retiró prematuramente de la docencia. Por consejo de uno de nosotros (IR, su cardiólogo), amén de sus dos hijos médicos y de su yerno, también médico, pidió la jubilación de la Universidad en 1988, después de 28 años dedicados a la investigación y a la docencia. Albo Saturno ha iluminado el camino de centenares de personas a través de sus convincentes conferencias sobre la fe cristiana. Uno de nosotros (OC) recibió la guía permanente de Albo y a él le debe su dedicación al cultivo de su Cristo interno.
Albo Saturno consideraba como su mayor tesoro a su esposa «Pascua» y a sus cinco hijos: Antonieta (médico), Giousué (médico), Ciro (administrador), Adriana (economista) y Gustavo (abogado). Su vida en los últimos años de existencia se vio enriquecida con 8 nietos que le brindaron el amor que tanto merecía.
Albo Saturno falleció El 18 de junio de 2018, dejando un profundo vacío entre quienes fueron sus amigos, alumnos, colegas y familiares.
Biografía elaborada por
Irán Rodríguez y Oswaldo Carmona