Luisa Rosario Beauperthuy Silva nació el 26 de marzo de 1916 en la ciudad de Cumaná, estado Sucre, en el oriente venezolano. Su padre, Pedro Augusto Beauperthuy, agricultor cumanés, nieto del insigne médico naturalista Louis Daniel Beauperthuy, el primero en anunciar la idea de la transmisión por un mosquito de la fiebre amarilla. Su madre, María Concepción Silva Carranza, distinguida dama cumanesa que dio lo mejor de sí para educar a sus ocho hijos: Luis Erasto, Luisa Dolores, Luis Ignacio, Luis Daniel, Luisa Inés, Luisa Rosario, Luis Augusto y Luis Beltrán. Estudió la primaria en Cumaná, su ciudad natal, en el Colegio La Consolación y su bachillerato en Caracas, en el Colegio San José de Tarbes.
Doña Rosario contrajo matrimonio con Luis Augusto Benedetti, Doctor en Ciencias Políticas, quien lamentablemente falleció en 1973. Con gran capacidad de estudio y con espíritu amante de la historia, se transforma en una destacada historiógrafa. Doña Rosario tiene los siguientes títulos: Laureada de la Academia Nacional de Medicina de París, 1966; Oficial en la Orden Palmas Académicas (República Francesa), 1988; profesión: Historiógrafa. Recibió numerosos y merecidos nombramientos, tales como: Individuo de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina; miembro titular de la Sociedad Francesa de Historia de la Medicina, miembro correspondiente de la Sociedad Internacional de Historia de la Medicina, miembro honorario de la Academia de Historia de la Medicina, Río de Janeiro, Brasil; miembro correspondiente de la Sociedad de Historia de la Medicina de Montpellier; miembro de la Sociedad de Historia de Guadalupe; socia de honor de la Sociedad Italiana de Historia de la Medicina; miembro de la Asociación de Escritores Venezolanos; miembro correspondiente extranjero del Ateneo de Historia de la Medicina de la Universidad de Córdoba, Argentina; miembro extranjero de la Sociedad Belga de Historia de la Medicina; delegada de la Fundación Internacional Hipocrática de Cos; miembro correspondiente extranjero de la Sociedad de Historia de la Medicina y de Humanidades Médicas, Córdoba, Argentina; miembro de la Asociación Europea de Museos de Historia de Ciencias Médicas; miembro del Instituto Venezolano de Cultura Hispánica; socia de la Asociación Cultural Interamericana; mujer de Venezuela 1972 y miembro correspondiente de la Sociedad Venezolana de Microbiología (SVM). Fue bibliotecaria de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, durante dos períodos: 1971-1973 y 1973-1975, Caracas. Hizo entrega de un informe contentivo de más de quinientas fichas por orden alfabético, del material que entró a la Biblioteca durante su período.
Doña Rosario en su afán de dar a conocer la obra de su bisabuelo, Louis Daniel Beauperthuy, publicó numerosos trabajos sobre la obra de este insigne hombre de ciencia. Asistió a todos los eventos de la SVM, contagiando a todos los asistentes con su alegría y distinción. Es la creadora del Premio «Louis Daniel Beauperthuy”, en homenajea ese insigne médico franco-venezolano del siglo XIX, precursor de los estudios microbiológicos en Venezuela. El premio es bienal y consiste en un diploma y un monto en bolívares, inicialmente otorgado por ella y actualmente por su familia, por voluntad testamentaria, que varía en cada oportunidad; también se otorga dos menciones honoríficas que consisten en diploma para los respectivos ganadores que ocupen el 2do y 3er lugar.
Doña Rosario en una exposición realizada en el Museo Caracas del Consejo Municipal del Distrito Federal, el día 6 de junio de 1990, dijo, en homenaje a su bisabuelo, lo siguiente: «Louis Daniel Beauperthuy, médico, naturalista y micrógrafo, es el primero en atribuir a un insecto la trasmisión de una enfermedad infecciosa. Investigador infatigable, de ideas revolucionarias, adverso a la doctrina reinante del miasma; niega la generación espontánea, hace ciento cincuenta años.
Viajero naturalista del Museo de Historia de París, da a conocer más la flora, fauna y minerales de Venezuela y se dedica a la búsqueda de la verdadera causa de ciertas enfermedades tropicales.
Humanitario por excelencia, borra el veredicto de la incurabilidad que la ciencia aplicaba a la lepra y aboga por la rehabilitación del enfermo, logra curaciones o mejorías que permiten a algunos pacientes volver al seno de la familia y ocupar su puesto en la sociedad.
Ha sido mi idea hacer conocer más la vida y obra de este hombre de ciencia. Por ser bisnieta, poseo su archivo, el cual he enriquecido con mis incesantes búsquedas para aumentar el caudal de la fuente a donde todo historiador acude«.
El autor de estas notas biográficas tuvo el honor de conocer a Doña Rosario gracias al cariño que tenía a los microbiólogos venezolanos. Nos apoyó generosamente con su presencia y sus ideas. Expresó siempre un afecto especial por José J. Gutiérrez Alfaro y Elsa La Corte, quienes me dieron la dicha de conocerle muy de cerca y de compartir con ella momentos inolvidables en numerosas ocasiones. Su muerte ocurrida el día 28 de octubre de 1993 dejó un vacío irrecuperable. Dios la tenga en su Gloria.
Biografía elaborada por
Oswaldo Carmona