El 23 de enero de 1945 en el caserío El Hato, enclavado en el próspero Valle de Quíbor en el estado Lara, nace, en un ambiente agropecuario, un niño cuyos padres, Pedro Román Roa Gómez y Mariana Antonia Brito López bautizan con el nombre de Rafael Alfonso, siendo el último de sus tres hijos, pero sus familiares le llaman simplemente Alfonso.
Cuando Alfonso cumple tres años, sus padres deciden buscar mejores y nuevos horizontes para su familia y se mudan a la capital del estado, Barquisimeto. En condiciones de humildad, pero con valores espirituales muy elevados, fue criado Alfonso, sobre todo bajo la férrea mirada de su madre. Los estudios primarios los realiza en la escuela “Héctor Castillo Reyes”. Al terminar su primaria realiza estudios de contabilidad y mecanografía y aún siendo muy joven es empleado en un banco comercial de la ciudad. Sin embargo, el joven Alfonso no está conforme; es inquieto, realiza trabajos en carpintería, electricidad y plomería, oficios de los que aún conserva aptitudes. Concomitantemente al comenzar a trabajar en el banco, inicia estudios de bachillerato en el liceo nocturno “Juan Sequera Cardot”, y es en esta etapa de su vida cuando hace por primera vez contacto con el mundo bacteriano, el cual lo impresiona y le llama poderosamente la atención. Durante sus estudios de bachillerato hace una estrecha amistad con dos de sus condiscípulos, Julio Rojas y Arístides Mogollón; los tres tienen un solo ideal: el laboratorio clínico. Por lo tanto los tres deciden viajar a la ciudad de Mérida para estudiar Bioanálisis, siendo ellos hoy día profesionales dedicados a diferentes ramas de esta disciplina.
Roa, como estudiante de Bioanálisis, se destaca en la cátedra de Microbiología Clínica; es en este momento, cuando observa ese mundo bacteriano en movimiento, en diferentes morfologías y capaz de producir terribles enfermedades, cuando surge una verdadera pasión por el estudio de estos minúsculos seres. El inicio del ejercicio de su profesión fue extraordinario, ya que se cumple su sueño de trabajar en un laboratorio de microbiología de un hospital, y es así, cuando con apenas un mes de graduado, es seleccionado por el Dr. Ramón Zamora y las autoridades del Hospital Central Universitario “Antonio María Pineda” para ocupar un cargo vacante. Es impresionante el sentido de pertenencia que Roa tiene por su hospital: siempre dice que es un área de su hogar; actualmente ocupa el cargo de Microbiólogo Jefe.
Al inicio de su profesión, labora bajo la tutela de la Lic. Carmen Saad y el Dr. Ramón Zamora. De ambos aprende no solamente la labor como microbiólogo, sino la tenacidad, la constancia y el deseo de hacer las cosas por encima de cualquier adversidad; de igual manera, manifiesta que uno de sus consejeros en la microbiología ha sido su amigo el Dr. Eduardo Riera, quien constantemente le guía y le brinda su gran sabiduría. Su inicio como microbiólogo lo realiza en forma muy callada, taciturna, pero con mucho deseo de aprender; asiste a todos los cursos, jornadas y congresos relacionados con la microbiología. Uno de los pasos más importantes en su formación microbiológica fue la realización de un entrenamiento en la División de Laboratorios del Ministerio de Sanidad y en el Laboratorio de Microbiología del Hospital Vargas, ambos en la ciudad de Caracas.
Al Lic. Roa no solamente le apasiona la microbiología, sino también la parte gremial. En tal sentido ha ocupado diversos cargos en el gremio del bioanálisis, así como también en las sociedades científicas a las cuales pertenece.Al gremio de bioanalistas llega de la mano de su incondicional y fraterno amigo, el Lic. Omar Ramos Anzola. Ocupa varios cargos en diferentes juntas directivas, hasta llegar a ser presidente del Colegio de Bioanalistas del estado Lara y miembro de la Junta Directiva de la Federación de Bioanalistas de Venezuela. Como miembro de la Sociedad Venezolana de Microbiología, ocupa varios cargos en sus juntas directivas, hasta llegar a ser presidente de la Sociedad Venezolana de Microbiología, Capitulo Centro Occidental. En la Sociedad Venezolana de Infectología es miembro fundador de la filial Centro-Occidental, ocupando diferentes cargos en su junta directiva y es el único profesional no médico que posee el gran honor de ser Miembro Honorario de dicha Sociedad. En la Sociedad Venezolana de Bioanalistas Especialistas ha ocupado diferentes cargos en su junta directiva y formado parte en diferentes comités organizadores de eventos científicos de esta Sociedad. Su mayor reto ha sido la presidencia de la XX Jornadas Venezolanas de Microbiología y VII Jornadas Nacionales de Infectología, evento científico del cual aún se habla por su extraordinaria organización. El Lic. Roa es un constante planificador y ejecutor de cursos, jornadas y congresos para las tres sociedades científicas a las cuales pertenece. De igual manera, es un constante colaborador en estas actividades para con el Colegio de Bioanalistas del estado Lara.
El Lic. Roa ha realizado numerosos trabajos científicos que han sido presentados en jornadas y congresos a nivel nacional e internacional. Tiene publicaciones en revistas científicas nacionales y extranjeras y sus trabajos han sido consultados por otros investigadores, ya que son mencionados en bibliografías consultadas. Su línea de investigación ha sido la resistencia bacteriana. En este sentido es miembro fundador del Proyecto de Vigilancia de la Resistencia Bacteriana en Venezuela, iniciado por el Dr. Oswaldo Carmona. Ha sido investigador de los proyectos Mystic y Proyecto T.E.S.T. en resistencia bacteriana, igualmente es pionero en el estudio de la epidemiología de la meningitis bacteriana en el Hospital Central Universitario “Antonio María Pineda” desde el año 1980, que probablemente sea el único en el país.
El Lic. Roa es un extraordinario expositor y sus conferencias son muy didácticas. Siempre manifiesta que están basadas en la investigación que realiza en el laboratorio. Ha recibido reconocimientos por sus trabajos entre los cuales figuran: Premio Rafael Rangel en segunda clase, concedido por la Federación Colegios de Bioanalístas de Venezuela; Premio Enrique Tejera en segunda clase, concedido por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social y Premio Luis Pasteur, concedido por la embajada francesa.
El 19 de marzo de 1977, cambia la vida del Lic. Roa: contrae matrimonio con la señorita Tangly Mendoza de cuya unión han nacido su tres hijas: Marianny, Yessenia y Mailyn, todas profesionales universitarias y su felicidad más grande es la llegada de su primer nieto, el inquieto Diego Alfonso y la próxima llegada de su nieta Adriana Valentina. La familia Roa Mendoza forma un hogar ejemplar, donde se siente el respeto, la comprensión, el amor y sobre todo el diálogo. A este perfil profesional del Lic. Roa, se añade una gran calidad humana, caracterizada por su buen carácter, ajeno a discusiones y controversias inútiles; por su sinceridad y transparencia, su trato afable y cordial, siempre con su sonrisa proclive a las bromas sanas; su humildad bien concebida y por encima de todo, su honestidad a toda prueba y su responsabilidad personal, además de ser esposo y padre ejemplar. Todos estos atributos le confieren a Rafael Roa la condición de una persona excepcional.
Conjuntamente con su trabajo profesional a nivel público en el Hospital Central Universitario “Antonio María Pineda”, en el mes de marzo de 1975, disponiendo de su tiempo libre por las tardes, el Lic. Roa junto a su colega y amigo el Lic. Rafael Marruffo, inician sus actividades privadas en un laboratorio, el cual fundaron con el nombre de Laboratorio Clínico Microbiológico “Marruffo-Roa”, con el fin de unir conocimientos y experiencias para ofrecer sus servicios con eficiencia y responsabilidad en una especialidad tan delicada como la microbiología. A lo largo de estos años, dicho laboratorio se ha consolidado, prestando excelente servicio y conservando la amistad, confiabilidad y hermandad que debe existir en una sociedad mercantil.
Biografía elaborada por
Francisco Bechara