Tomás Istúriz, nace el 21 de diciembre de 1933 en la caraqueña parroquia de San Juan. Hijo de Carlota Istúriz Matera, crece en un hogar de bajos recursos económicos, bajo el cuidado de su amorosa madre. Inicia estudios de primaria en la Escuela 19 de abril en la Plaza de Capuchinos, y los culmina en 1947 en la Escuela República del Ecuador de la misma parroquia. Sin perder tiempo comienza el bachillerato en el Liceo Fermín Toro y cursa los dos primeros años. Con la reorganización del régimen escolar de 1949 es asignado al recién fundado Liceo Caracas para cursar tercero y cuarto año. En julio de 1952 se gradúa de Bachiller en Ciencias en el Liceo Fermín Toro.

Su deseo de ingresar a la universidad se ve frustrado por el cierre indefinido de la Universidad Central de Venezuela decretado por la dictadura en febrero de 1952. La represión política se hizo sentir con toda su fuerza y numerosos dirigentes políticos y estudiantiles fueron encarcelados o desterrados. De este difícil período Tomás recuerda con gratitud a profesores ejemplares, forjadores de sueños, como Ruth Lerner de Almea, Haydée Betancourt y José Vicente Scorza. Debió aplazar su aspiración de ingresar a la Facultad de Medicina siguiendo su vocación científica.

No tenía recursos económicos para estudiar en la Universidad de Los Andes o hacerlo en el exterior. Debía trabajar para contribuir al núcleo familiar. Se traslada a Barquisimeto, vive en casa de su tío materno y trabaja como oficinista. Entonces ocurre una de esas cosas maravillosas, conoció a Emma Belisario, cuñada de su tío, con la que contraerá matrimonio una década más tarde.

A mediados de 1953 regresa a Caracas y trabaja como office boy en la Creole Petroleum Corporation, y ese mismo año inicia estudios en la escuela nocturna de Química Industrial de Rodolfo Loero en la que se gradúa de Químico Industrial, permaneciendo como empleado de Creole. A la caída de la dictadura en enero de 1958, la educación superior se abre nuevamente al pueblo y se crean nuevas carreras. En 1959, Tomás ingresa en Estadística y se entera de la creación de la Facultad de Ciencias y de la existencia de cursos nocturnos de Biología. Nada más cercano a una vocación nunca abandonada Es la oportunidad de hacer carrera en una disciplina relacionada a la medicina y la investigación. Se reencuentra con el profesor Scorza, quien logra su transferencia a la Escuela de Biología. Tomás se incorpora al primer semestre académico del año 1959 y un año más tarde, se cambia al curso diurno ya que la petrolera le otorga una beca en momentos difíciles de una obligada reducción de personal que impuso la política petrolera de Rómulo Betancourt.

Por esa época conocí a Tomás y desde entonces hemos sido compañeros de estudio y de trabajo, pero sobre todo amigos inseparables. Desde el inicio de su carrera realiza actividades complementarias y trata de vincularse a la investigación. Conoció al Dr. Otto Núñez Montiel, jefe del Laboratorio de Gastroenterología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y es admitido como becario en la categoría de estudiante asistente. Se va consolidando su vocación como docente e investigador en el área de la Microbiología. Núñez Montiel le brinda apoyo, amistad y guía los pasos iniciales de su carrera, que culmina con su trabajo de grado. En el laboratorio recibe de Juana Vitelli de Flores las primeras herramientas para el trabajo con virus, y fortalece su amistad con quien suscribe, que se incorpora al mismo laboratorio.

Tomás de gradúa de Licenciado en Biología en noviembre de 1964 en la promoción Alonso Gamero e ingresa al IVIC como estudiante graduado. En 1965 contrae matrimonio con la novia de siempre, Emma Belisario Santeliz. La feliz pareja tiene dos hijas, Carlena y Yurenma, graduadas en Ingeniería Electrónica y Estudios Internacionales. En el IVIC, ya graduados, trabajamos juntos en un proyecto sobre virus y viabilidad fetal, que es interrumpido al clausurarse el laboratorio en 1966. Núñez Montiel establece un grupo de investigación en la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela y en 1967 Tomás y yo ingresamos como instructores por contrato. Los años que siguen son de intensa actividad docente pero de incertidumbre en cuanto a investigación, ya que el jefe de laboratorio decide dedicarse a la actividad privada. Entonces, ocurre un evento que marcará definitivamente la vocación científica de Tomás: A causa de los sucesos políticos que sufrió la República Argentina, durante la década de los sesenta, los esposos Rosa Nagel y Noé Zwaig, investigadores que habían terminado su formación en la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Masachussetts, fueron contratados por la Facultad de Ciencias para iniciar el desarrollo de la Genética y la Fisiología Bacteriana en la Universidad. Tomás se incorpora al laboratorio del Dr. Zwaig y se inicia en el área de la regulación de la expresión genética con base al estudio de un catabolismo particular en Escherichia coli, «la degradación del ácido glucónico» prácticamente desconocido para el momento. En este período, bajo la tutoría de Zwaig, Tomás aísla y caracteriza la primera mutante constitutiva para el sistema, y obtiene resultados que sugieren al sistema como un regulón. Tales logros se traducen en presentaciones a congresos, su ascenso a profesor asistente y las primeras publicaciones en revistas internacionales.

Un año más tarde obtiene una beca del CDCH de la UCV y por recomendación de Zwaig, se traslada al laboratorio de Fisiología y Genética Microbiana en el Departamento de Microbiología y Genética Molecular de la Escuela de Medicina de Harvard, bajo la dirección del Dr. Dan Fraenkel. Consciente de que su contribución para el desarrollo del país era fundamentalmente académica y sin estar en un plan de doctorado, sigue, en calidad de estudiante especial de la Universidad y Research Fellow, cursos formales de postgrado sobre las áreas más avanzadas y se inserta en los proyectos de investigación de su tutor.

Se incorpora con el Dr. Richard Wolf en los estudios genéticos sobre un fago lambda transductor del gen gnd, responsable de la enzima gluconato 6-fosfato dehidrogenasa. Tomás adelanta estudios dirigidos a lograr la síntesis de la enzima Gnd en un sistema libre de células, a partir del DNA del bacteriófago. Este proyecto que incluyó el desarrollo de un nuevo y sensible sistema de ensayo de la enzima, dio como resultado el primer reporte sobre la síntesis in vitro de una enzima constitutiva del metabolismo central.

Tomás regresa a Caracas en agosto de 1974 y se incorpora inmediatamente a las actividades docentes y de investigación en la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias. Participa en la renovación de las asignaturas del Departamento de Biología Celular como Genética y Microbiología y promueve el dictado de asignaturas electivas en las que se discuten publicaciones recientes y se actualizan conocimientos sobre la fisiología y genética de bacterias y bacteriófagos. En el área de investigación continúa el desarrollo de los programas y líneas establecidos por el Dr. Zwaig, quien para el momento había regresado a la Argentina. El catabolismo del ácido glucónico en E. coli utilizado como sistema para el estudio de la regulación de la expresión genética en procariotes, ha sido desde entonces fuente para Trabajos Especiales de Grado, Trabajos de Ascenso en el escalafón universitario, Tesis doctorales, colaboraciones con laboratorios foráneos, presentaciones en congresos y publicaciones, realizados por Tomás con la colaboración de estudiantes, técnicos y colegas en el laboratorio de Fisiología y Genética de Microorganismos bajo su dirección. El laboratorio se ha fortalecido con Proyectos del CDCH de la UCV y CONICIT, y su desarrollo ha tenido un efecto multiplicador en la formación de recursos humanos dedicados a la investigación microbiológica. Su vida universitaria no se ha limitado al laboratorio y a la docencia; ha participado activamente -sin buscar protagonismo- en numerosas actividades administrativas y en cargos de representación en el cogobierno universitario.

Recientemente, Tomás decidió acogerse al derecho de jubilación. Esta decisión, tomada después de más 35 años de actividad académica sin interrupciones, le ha permitido dedicar más tiempo y lo mejor de su capacidad intelectual a las actividades de investigación, a tener contacto directo con sus alumnos y colegas. En fin, a fortalecer la obra construida a lo largo de todos estos años. Tomás, a quien me une una entrañable amistad, ha despejado parte del camino por el que ha transitado el desarrollo de la Microbiología moderna en Venezuela. Ha recibido, entre otros reconocimientos, la Orden Cruz Nacional de Sanidad en Primera Clase.

Biografía elaborada por

Vidal Rodríguez Lemoine

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