Celina Araujo de Pérez, de profesión Licenciada en Bioanálisis y ocupación docente universitaria, nació el 19 de junio de 1940 en la Mesa de Esnujaque en el estado Trujillo. En 1960 se casa con el eminente morfólogo y profesor universitario Dr. Rafael Pérez Clavier (†). De esta unión nacieron sus cinco hijos: Ana Isabel, Celina, Luis Carlos, Víctor Rafael y José Fernando. Su educación primaria, secundaria y universitaria la realiza en el estado Mérida y en 1961 obtiene el título de Bioanalista e ingresa a trabajar al Servicio de Microbiología en la Facultad de Medicina de la ilustre Universidad de Los Andes (ULA) hasta el año 1962, fecha en la cual se traslada al estado Bolívar para impartir docencia en Microbiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oriente (UDO).
Consecuente con su formación realiza estudios en Medicina Tropical en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, durante dos años, rotando por los servicios de micobacterias, enterobacterias, Micología, Virología, Inmunoquímica y preparación de alergenos, bajo la dirección del profesor Carlos Da Silva Lacaz. A su regreso a Venezuela continúa con su dedicada labor como docente en la enseñanza de la Microbiología en la Facultad de Medicina de la UDO, compartiendo responsabilidades con el Dr. Severo Gracia Jover.
En 1971 recibe la licenciatura en la carrera de Bioanálisis y en el año siguiente viaja a España para trabajar con el Dr. Rey Calero, específicamente en las secciones de Micobacterias e Inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. A finales de ese mismo año se traslada a Liverpool, Inglaterra, para realizar sus estudios de Maestría en Ciencias, en el Instituto de Medicina Tropical, trabajando en las áreas de Microbiología y Parasitología hasta julio de 1977. En enero de 1978, la profesora Celina vuelve a Venezuela desbordante de conocimientos y experiencias recogidas en el viejo continente, para dedicarse a la formación de estudiantes de pregrado y postgrado en Microbiología en la Facultad de Medicina y Farmacia de la ULA, así como a la investigación en el campo de los actinomycetales.
En 1988 durante su segundo año sabático realiza entrenamiento para el diagnóstico de Mycoplasmas y Clamydia con la Lic. Luisa Carrera en el Instituto Nacional de Higiene en Caracas y posteriormente se entrena en el aislamiento e identificación de micobacterias y hongos, en el Servicio de Microbiología del Departamento de Tuberculosis en el Hospital El Algodonal. A su regreso a la ULA, funda el laboratorio para el diagnóstico de infecciones de transmisión sexual, por medio del cual prestó un servicio significante a la comunidad en la solución de problemas de salud pública. Su destacada trayectoria en el campo de la Microbiología sirvió de base para la consolidación de un proyecto de posgrado para la Facultad de Farmacia, sueño de un grupo de eminentes microbiólogos ulistas que dieron sus primeros pasos en el año 1992. Para este mismo año llega su jubilación, sin embargo, continúa sus actividades de investigación, docencia y al frente de la Coordinación del Laboratorio de ITS, hasta el año 2000, fecha en la cual deja los predios universitarios por razones de fuerza mayor (donación de un riñón a su hijo Víctor Rafael). Más de 26 cursos realizados y 38 publicaciones como autor o ponente en diferentes actividades científicas le han valido para ser reconocida como miembro de honorables sociedades entre las que se citan: The Royal Society for Tropical Medicine and Hygiene, The British Society for Parasitology, The Royal Enthomological Society of London y la Sociedad Venezolana de Microbiología, Capítulo Mérida, entre otras.
Finalmente cabe destacar entre otras disciplinas cultivadas por la profesora Celina, la música y las labores artesanales. Durante varios años perteneció al Coro Universitario de la ULA y hoy en día, con el dinamismo que siempre la ha caracterizado colabora con actividades sociales en las granjas infantiles de Mérida. Espero haber recogido en estas breves notas biográficas la tesonera labor llevada a cabo por una de nuestras excelentes maestras de la Microbiología, y a quien hoy le brindamos este merecido homenaje. Con mucho orgullo de haber sido su discípula, doy fe, no sólo de la enseñanza del conocimiento teórico-práctico en las ciencias microbiológicas, sino además de esa riqueza de valores humanos que nos transmitió y que sin duda hace noble al docente y eminente al científico al ser multiplicador del conocimiento con calidad y humildad, estimulando las relaciones específicas entre los estudiantes y la ciencia, rompiendo con el tradicional proceso autoritario de adquisición de conocimientos.
Biografía elaborada por
Kiralba Sánchez