Nina María Polanco Daza, nació en San Fernando de Apure, capital del estado Apure el 5 de septiembre de 1945. Sus padres fueron Bernardo Polanco y Elena Daza de Polanco, ambos nacidos en el llano en donde transcurrieron los primeros años de Nina. Realizó sus primeros estudios en Calabozo, estado Guárico, en el Grupo Escolar Estados Unidos de América, donde en reconocimiento de su excelente rendimiento fue distinguida con una beca para que cursara estudios de maestra normalista, más no aceptó porque sus anhelos iban más allá de dicho ofrecimiento. Concursó por una carrera técnica en la ciudad de Maracay y ganó una beca que le permitió iniciar y concluir esa carrera, profesión que nunca ejerció. La inquietud de hacer algo por el ser humano la acompañó siempre, por lo que decide continuar sus estudios y se gradúa de Bachiller en el Liceo Gustavo Herrera en Caracas. Tiene dos hijos: Edgardo Corsetti y Silvia Corsetti. Inicia estudios superiores en la Escuela de Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se gradúa como Bióloga en 1978.

Durante esta formación tuvo influencias notorias de algunos de sus profesores, entre otros pueden mencionarse a Lucila Arcay de Peraza, Eduardo Merino, Gilberto Payares e Italo Césari; con esta influencia se inclina al estudio de los procesos inmunes de las enfermedades parasitarias; no obstante el ofrecimiento de Lucila Arcay para que trabaje con ella, Nina decide iniciar sus estudios de 4º nivel en el Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC) siendo becaria FUNDAYACUCHO, en el área de Inmunología, donde trabajó con José Antonio O’Daly Carbonell sobre aspectos relacionados con el Mal de Chagas. Culmina su posgrado en diciembre de 1981 y posteriormente, trabaja con Benito Galindo sobre algunos aspectos responsables de la formación del granuloma que induce en el pulmón la infección por Mycobacterium tuberculosis.

A pesar de la importancia del tópico, había en Nina una búsqueda interna a la que quería darle libertad por lo que decide cambiarse a la UCV, en donde por concurso de oposición ingresa a la Cátedra de Microbiología de la Escuela de Bioanálisis en 1982.

Desarrolló una fructífera carrera docente siendo jefa de cátedra, de departamento, formadora de instructores, tutora de tesis de pre y de posgrado y madrina de promoción. Con un arco iris de esperanza en su mente se dedica esta vez a estudiar, enseñar e investigar las bacterias como agentes etiológicos de enfermedades infecciosas que afectan tanto al mundo como a su país. La esperanza fue su norte y la fuerza de su fé, al tratar de materializar sus ideales en cuanto a estos agentes que cuando se manifiestan ya han hecho mucho daño, a veces irreversibles. Fue muy significativo para mi persona conocer y contar con Nina Polanco a quien orienté en sus primeros pasos sobre las infecciones hospitalarias ocasionadas por estos microorganismos. Aunado a esto, su experiencia como docente en Bacteriología y su formación de investigador científico la estimulan a solucionar algunas interrogantes que redundarían en el bienestar del ser humano; en este sentido ha orientado sus esfuerzos en los mecanismos patógenos de algunas bacterias así como en la identificación de nuevos enteropatógenos, dada la problemática que vive nuestro país en relación con la gran morbilidad y mortalidad producida por infecciones gastrointestinales, principalmente en nuestra población infantil.

Al lado de un equipo de colaboradores como Ana Rosa García y Ernesto Candela entre otros, demuestra que Bacteroides fragilis tiene un papel enterotoxigénico y con la colaboración de María Isabel Ramos, Margarita Rodríguez y José Antonio O’Daly, caracteriza bioquímicamente la enterotoxina. Con otro equipo constituido por Rita Giuffrida, Fabiola González, Emilia Negrón y Rosabel González, evidencia mediante animales de experimentación, actividad enterotoxigénica en Pseudomonas aeruginosa aislada de niños con diarrea. Además de estos objetivos relacionados con la búsqueda de nuevos enteropatógenos, realizó estudios sobre la aplicación de la Resonancia Magnética Nuclear Protónica (RMNH+) en la identificación de las bacterias comunes de infecciones humanas. Esta idea pionera contó con la colaboración del profesor Miguel Martín Landrove, coordinador del Centro de Resonancia Magnética de la Facultad de Ciencias de la UCV. Perteneció al sistema de promoción y estímulo a la investigación. En 2008 logra obtener el Doctorado en Ciencias de la Salud en la Facultad de Medicina de la UCV y el ascenso a Profesor Titular de la UCV mediante una tesis titulada “Moléculas extracelulares de bacterias patógenas como blanco para su identificación por la RMNH+”. Tuve la honra de ser uno de sus tutores y coordinador del jurado que le otorgó su doctorado y el ascenso a Titular. Jamás olvidaré su brillante exposición en la defensa de su tesis.

Por otra parte, es coeditora del libro titulado “Avances en diarrea de origen infeccioso en el Hombre”, junto con Eva Pérez de Suárez, Carmen Guzmán de Rondón, Irene Pérez Schael, Juan Ernesto Ludert, Rosabel González, Belén Salinas y Edith Guédes de Guillén. Trabajó intensamente en la creación del posgrado en Bacteriología en la Cátedra de Microbiología de la Escuela de Bioanálisis de la UCV, integrado a los otros posgrados ya existentes en el país; ello lo logró con la colaboración de profesionales de diversas instituciones entre otros, Margarita Rodríguez, (USB), Ever Morales (LUZ), Raquel Pedroza (UCV) y Magdalena Pulido (UCV). La creación del Laboratorio de Patogenicidad Bacteriana fue otro propósito que logró Nina para la Cátedra de Microbiología de la Escuela de Bioanálisis de la UCV. Publicó numerosos trabajos de investigación en revistas de reconocido prestigio.

Recibió la Orden José María Vargas (UCV) en la Categoría Medalla y Mención Honorífica del Premio Luis Daniel Beauperthuy de la Sociedad Venezolana de Microbiología (SVM). Fue Directora de la Escuela de Bioanálisis de la UCV en el período comprendido entre 2012 y 2015. Se jubila de la UCV en el año 2015.

En 2023 se lanza como candidata al Vicerrectorado Académico de la UCV y aunque no logró su objetivo de alcanzar este importante cargo, es indudable que hubiese proporcionado grandes aportes a nuestra universidad. Suscribo totalmente la opinión de dos académicos que la conocen muy bien y que dicen de ella lo siguiente: “Para nosotros, académicos de las Ciencias Básicas en la Escuela de Bioanálisis de la UCV, los juicios y opinión que nos merece la Profesora Nina Polanco son responsablemente asistidas bajo la experiencia diaria y las proyecciones estudiantiles que en buena pro glorifican sus clases magistrales. Sus alumnos le agradecen la dicción y responsabilidad científica de la materia que dicta. Por otra parte, todos aquellos colegas afines a la disertación filosófica, al cruzar palabra con la profesora nos encontramos con su acertada pupila científica con una aguda e importante crítica en torno a los temas planteados sobre la esencia del Ser y los misterios del Universo. Mujer polifacética, práctica, metódica y siempre con un horizonte de retos, dando luz de eficiencia en nuestro entorno espiritual, académico y profesional. Por personas como ella nuestros caminos son iluminados” (Profesores Luciano Vargas y Mario Flores).

Nina siempre ha buscado la verdad que trae consigo la paz y la sabiduría y ha cultivado su espíritu gracias a lo cual ha realizado sus sueños dedicando a Dios sus silencios. Nina Polanco, mujer a la que admiro profundamente por su inteligencia, honestidad, capacidad de trabajo y elevación espiritual.

Biografía actualizada al 06-07-2023

Biografía elaborada por

Oswaldo Carmona

Descargar PDF