José Francisco Torrealba González

Los afanes y privaciones a que nos hemos visto obligados para atender a estas sencillas pero trascendentales labores, los consideramos pálidos, comparados con la satisfacción que se siente con el cumplimiento de un deber”.

José Francisco Torrealba González

El tema escogido por los tutores franceses para realizar mis estudios de postgrado estuvo centrado en la Inmunología de la Trypanosomiasis americana o Mal de Chagas, en aquel entonces me fue necesario  investigar sobre la vida de José Francisco Torrealba González e  incluir algunas de sus publicaciones  en mi tesis doctoral fue muy interesante para mí conocer la vida y obra de este venezolano, pionero de la Microbiología en nuestro país, el cual nos dejó un legado de trabajos originales sobre este tema y muchos otras disciplinas en las cuales trabajó  y que compartió con nosotros y compartirá con todas las generaciones futuras.

José Francisco Torrealba González nació el 16 de junio de 1896, en el hato “San Roque”, situado  en el municipio Santa María de Ipire, Distrito Zaraza, en el Estado Guárico en Venezuela.

Su madre  doña  Ana María González Sánchez, fue una mujer trabajadora y emprendedora, nacida en Santa María de Ipire y su padre Don Rafael Tereso Torrealba Tovar, hombre muy trabajador y  apasionado a la política liberal de su tiempo.   Del matrimonio Torrealba González realizado en 1884, nacieron nueve hijos, siendo José Francisco el séptimo. Al igual que sus otros hermanos, vivió una juventud rodeado de animales, disfrutando de la naturaleza donde se desenvolvía.  Fue retraído, muy observador  y curioso, lo que le permitió desde niño conocer de cerca  el mundo en el que vivía y los innumerables problemas que padecían las personas cercanas a su entorno.

Cursó sus primeros estudios primarios en el Colegio de Luis Morillo y  Saturno González en  Santa María de Ipire y en la Escuela del Br. Diego Antonio Ferrer y de su hermana Ana Isabel Torrealba, en San Diego de Cabrutica, localidad que pertenecía al Estado Guárico y donde José Francisco terminó sus estudios primarios en 1910.

José Francisco cursó sus estudios secundarios en Zaraza en el Colegio San Gabriel y en el Colegio Federal, obtuvo el título de Bachiller en 1916 con excelentes calificaciones.

En septiembre de 1917, Torrealba se trasladó a Caracas con las expectativas de comenzar Medicina, encontrándose con la Universidad Central de Venezuela (UCV) cerrada; por esta razón  comenzó en la Escuela de Medicina de Caracas dependiente de la Universidad, ubicada en el Anfiteatro Anatómico, cercana al Hospital Vargas. Durante sus estudios fue excelente estudiante, lo que le permitió realizar prácticas en el Hospital convirtiéndose en preparador de Química Médica. Trabajó para ese entonces, con el doctor Enrique Meier Flegel (1864-1927). Finalmente, al abrirse la universidad, continuó con sus estudios rodeado de excelentes profesores de los cuales merecen citarse a José Gregorio Hernández (1864-1919), Francisco Antonio Rísquez (1856-1841), Luis Razetti (1862-1932), José Izquierdo (1887-1975), Domingo Luciani (1886-1979), entre otros.  Su título de Doctor en Ciencias Médicas lo obtuvo el 27 de enero de 1923, con mención especial de Summa Cum Laude.

Cabe destacar  que Rafael Rangel (1877-1909) se convirtió en un guía con sus investigaciones sobre los tripanosomas, ya que sus trabajos con la  llamada Derrengadera o Peste boba, además de los relacionados con la anquilostomiasis, lo ayudaron enormemente. Por otro lado, Enrique Tejera (1899-1980) y Guillermo Delgado Palacios (1867-1931) fueron quienes le proporcionaron las nociones de Higiene y Salud Pública.

Durante su vida como estudiante universitario, José Francisco fue un apasionado lector, cultivó su formación humanística y el aprendizaje de varios idiomas, francés, alemán, portugués e italiano los cuales leía y hablaba; leyó la mayoría de los autores clásicos griegos y romanos incluyendo los más importantes escritores de su época. Cuando terminó sus estudios de Medicina alcanzó a leer casi 150 libros, incluyendo lecturas de textos actualizados de la ciencia médica europea en el área de Parasitología y Medicina Tropical además de  Psiquiatría, Psicología, Cardiología, Obstetricia y Ginecología, Pediatría, Terapéutica, entre otros. Absorbiendo todo conocimiento que contribuyera a su formación integral.

Una vez terminados sus estudios, José Francisco retornó a Santa María de Ipire donde ejerció su profesión durante un año dándose cuenta de la precaria situación en que estaba la medicina en su pueblo natal y en el resto del país.

En 1924, se le asignó el cargo de Médico-Director-Residente del Asilo de Enajenados de Caracas, hoy Hospital Municipal Psiquiátrico, ubicado en El Manicomio en Caracas. Trabajó con  Pedro Itriago Chacín (1875-1936) y Luis Gregorio Chacín Itriago (1887-1934), Inspector de los Hospitales del Distrito Federal. Una de sus preocupaciones fue sin duda  las condiciones  de verdadera reclusión de los enfermos mentales, el  hacinamiento en que se encontraban, el uso de camisas de fuerza, deficiencias sanitarias, sin Farmacias ni Laboratorios además de una alimentación inadecuada. Mientras permaneció en este cargo, trató de reformar la asistencia psiquiátrica en el país  convirtiéndose en el pionero de la Reforma Psiquiátrica y de la Patología Mental en Venezuela, consiguió  que se establecieran los diagnósticos psiquiátricos; se cuidara el uso de los estupefacientes y drogas heroicas; se mejorará la asistencia general; se evitará el maltrato físico a los pacientes; se propiciará la tolerancia y comprensión para con ellos; se evitará el encierro y las torturas. Afortunadamente logró alcanzar muchas de las metas que se propuso.

En 1927 deja el cargo de Médico-Director del Asilo de Enajenados para trasladarse una vez más a Zaraza y en San Juan de los Morros ejerció su profesión como médico en su propia casa. La misma no solo era su laboratorio y consultorio, también le sirvió de bioterio; en su consultorio atendió a todo tipo de paciente incluyendo a los que presentaban enfermedades mentales y nerviosas.

En 1928, el doctor Pedro Itriago Chacín, quien para entonces se destacó como Ministro de Relaciones Exteriores, le otorgó una beca para estudiar en la Escuela de Medicina Tropical de Hamburgo, Alemania, los cuales tuvo que suspender al poco tiempo por motivos de salud.

A su retorno a Venezuela en 1929, regresó a  Santa María de Ipire donde ejerció como Médico Rural incluyendo los pueblos de  Zaraza y San Juan de los Morros. En estas poblaciones del Estado Guárico, José Francisco se dedicó a sus actividades científicas y  comenzó sus investigaciones en Parasitología y Bacteriología dedicándose al estudio de las enfermedades tropicales más frecuentes en la zona: paludismo, bilharziosis, parasitosis intestinales, elefantiasis, leishmaniasis, enfermedad de Chagas. Además, ayudaba como médico a los enfermos que con múltiples patologías lo consultaban. Siempre estuvo presente tratando de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las comunidades donde se desempeñaba.

En ese tiempo conoció a Rosa Tovar, zaraceña con la cual contrae matrimonio en 1931. De esta unión nacen doce hijos: Ana Isabel, Pedro Aquilino, José Witremundo, Ana Rosa, José Francisco, Ana Teresa, Sara del Pilar, Rafael Tereso, Jesús Rafael, José Ramón, José Nicolás y Ana Benigna.

En 1932 se trasladó a Zaraza, siendo  el único médico dentro de un pueblo de cuarenta y dos mil habitantes.  Esta localidad y si se quiere todas aquellas  donde José Francisco se desempeñó como Médico Rural, mantenían las condiciones similares, siendo sumamente difícil para él poder ayudar a los muchos enfermos que se le presentaban diariamente.

Su primera publicación en la Gaceta Médica de Caracas, apareció en 1932, sobre parasitosis intestinales en Zaraza y otras poblaciones de los Estados Guárico y Anzoátegui; en 1933 publicó sus investigaciones en el chipo, Rhodnius prolixus como vector de la tripanosomiasis en el distrito Zaraza del Estado Guárico. Logró  demostrar el parásito causante del Mal de Chagas o Trypanosomiasis Americana en una variedad de animales (gatos, cachicamos, perros, roedores, entre otros), en 1934 detectó el parásito igualmente en los enfermos,  demostrando su  presencia en casos agudos y crónicos en un elevado número de pacientes con Mal de Chagas, entre los habitantes que vivían en los ranchos de bahareque y techos de paja  donde pernocta el chipo;  insistió en la necesidad de eliminar este tipo de vivienda y en general mejorar las condiciones  de vida y salud de los habitantes de estos caseríos de manera de disminuir la transmisión de la enfermedad.

En 1934 publicó sus observaciones sobre la aplicación del xenodiagnóstico, técnica previamente descrita por el profesor francés Alexandre Joseph Émile Brumpt (1877-1951) quien utilizó esta metodología solo en animales de experimentación. José Francisco Torrealba fue el primer investigador que utilizó esta metodología en humanos para el diagnóstico de la enfermedad de Chagas. Fueron muchos los diagnósticos que demostró utilizando esta metodología, ya fuera en los casos agudos de la enfermedad como en los crónicos.

En memoria del ilustre médico venezolano que durante casi 50 años se dedicó al estudio de la enfermedad de Chagas, el Gobierno Nacional decretó en 1942 la creación del Centro de Investigaciones “José Francisco Torrealba” (CIT), en el mismo pueblo en donde realizo sus trabajos, San Juan de Los Morros, capital de Estado Guárico.

En 1949 como  director del Centro de Investigaciones sobre la enfermedad de Chagas, publicó y distribuyó gratuitamente una Cartilla antichagásica, donde resumió los diferentes aspectos que el público debía conocer sobre la enfermedad de Chagas, señalando los principales  lugares que la sufrían y proponiendo medidas urgentes para su erradicación.

Demostró la presencia de T. cruzi en especies de reduvídeos transmisores: Rhodnius prolixus, Triatoma maculata y Panstrongylus geniculatus y en mamíferos reservorios domésticos y silvestres. Comparó la incidencia de infección por T (S) cruzi y T. rangeli en el distrito Roscio, estado Guárico y describió el primer caso agudo de Trypanosomiasis rangeli en Venezuela. Comprobó dos nuevos Trypanosoma: el T. barnolai en un mono y el T. itriagoi en un roedor Dasyprocta conocido en Venezuela como picures.

Realizó inoculaciones experimentales en animales de laboratorio con Schistosoma mansoni, tratando de encontrar un huésped susceptible para estudiar los mecanismos de resistencia e inmunidad y analizar posibles drogas terapéuticas.

En 1960, Torrealba trabajó con enfermos de cáncer siguiendo el método propuesto por el científico ruso Filiatov para mitigar y frenar la evolución del cáncer a través de una vacuna acuosa preparada a partir de extractos parasitarios de Trypanosoma y Leishmania. Sus resultados fueron presentados a la Academia de Medicina, donde fueron premiadas y publicadas en la Gaceta Médica de Caracas.

Entre los cargos desempeñados por Torrealba podemos mencionar  los realizados como Médico Rural en Santa María de Ipire entre 1929 y 1932, luego en  Zaraza desde 1932 hasta 1943  y en San Juan de los Morros de 1943 hasta 1973. Durante 1936 ocupó la Presidencia del Concejo Municipal del Distrito Zaraza.  Como docente dirigió en 1943, las cátedras  de Química Orgánica, Psicología y Biología en el Colegio Federal de Zaraza. Entre 1943 y 1947 desempeñó el cargo de Médico de la Penitenciaría General de Venezuela y durante los años de 1948 hasta 1972, fue director del Centro de Investigaciones sobre la enfermedad de Chagas ambos en San Juan de los Morros.

Como escritor Torrealba fue autor de unas 150 publicaciones entre libros, folletos, capítulos de obras colectivas, prólogos, traducciones y artículos científicos. Cabe señalar que muchos de esos trabajos fueron preparados contando con la colaboración de otros autores. Además  de sus publicaciones científicas, escribió sobre cuestiones sociales y humanísticas, siempre en un tono crítico, buscando y proponiendo soluciones a los problemas más  graves del país. Estas ideas aparecen expuestas en artículos periodísticos, los cuales fueron recopilados en dos tomos: Voces para sordos, en 1958 y Canto de Guacabas en 1960. Entre 1941 y 1962, publicó siete fascículos donde recopiló todos sus trabajos, observaciones, avances y conclusiones sobre el Mal de Chagas.

Durante su vida, José Francisco Torrealba fue objeto de numerosas distinciones:

En 1939, recibió la Medalla de Oro de “Premio Vargas”, por su desempeño en el campo científico, la Junta Pro-Homenaje al doctor José María Vargas, en el aniversario 153º de su natalicio, le otorgó el reconocimiento.

En 1939, Premio Brault otorgado por la Academia de Medicina de París, por sus investigaciones sobre el xenodiagnóstico.

En 1954, fue nombrado Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, Estado Mérida, Venezuela.

El 12 de septiembre de 1959 recibió del Consejo Municipal de Santa Lucía, Estado Miranda, el nombramiento como “Hijo Ilustre” de esa ciudad.

Le fue otorgada la Orden del Libertador Grado Comendador, Aplauso al Mérito de la Creole Petroleum Corporation, fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, miembro de The Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene, Londres, Hijo Ilustre de Santa María de Ipire, Orden Andrés Bello (post mortem) en la Clase Banda de Honor.

Perteneció a numerosas Sociedades científicas de Venezuela y del exterior. Como homenaje póstumo a su labor como investigador, varias instituciones educativas, sanitarias y científicas del país llevan su nombre. Igualmente existe el premio José Francisco Torrealba otorgado por tres instituciones diferentes: Colegio de Médicos del Estado Guárico, Universidad Simón Bolívar y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT).

José Francisco Torrealba falleció el 24 de julio de 1973  a la edad de 77 años, en  Caracas a causa de un accidente cerebrovascular. Sus restos reposan en San Juan de los Morros, pueblo donde vivió sus últimos treinta años. Este excelente investigador formó parte de una generación de hombres de ciencia que vivió para ayudar a los enfermos venezolanos que padecían de un sin número de dolencias. Sus variados e importantes trabajos científicos se caracterizaron por su originalidad; fue un hombre que no necesitó de halagos ni de consideraciones especiales, su dedicación a los estudios le permitieron ser uno de los mejores estudiantes de la UCV. José Francisco Torrealba fue un apasionado por la lectura y autodidacta, ejerció su profesión con un amplio sentido humanitario y todos debemos respetar su memoria y considerarlo como un verdadero pionero de la Microbiología venezolana.

REFERENCIAS

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  25. Ramírez, F. José Francisco Torrealba González. Un Científico muy humanista. VITAE. Academia Biomédica Digital. http://caibco.ucv.ve.N°25.Oct- Dic. 2005.

Biografía elaborada por

Axel Rodolfo Santiago Stürup

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