Arnoldo Gabaldón Carrillo, hijo único de don Joaquín Gabaldón y doña Viriginia Carrillo, nació el 1 de marzo de 1909 en la ciudad de Trujillo, estado Trujillo en los Andes de Venezuela. Sus padres forjaron en él una recia disciplina. Sus primeras letras las aprendió con la maestra Etelvina Valera Hurtado. Su educación primaria la realizó en el Colegio Federal de Trujillo bajo la dirección del doctor Francisco Parra y allí conoció el valor de la «palmeta» para la formación del carácter de los niños de la época.
Durante su bachillerato, Arnoldo Gabaldón recibió enseñanzas de hombres como Régulo Pérez, Claudio Llavaneras, Rafael Montilla y Monseñor Etanislao Carrillo. Sus compañeros de bachillerato: Leopoldo Briceño Iragorry, Joaquín Gabaldón Márquez, Numa Quevedo y Cesar Briceño, entre otros. Eran bachilleres de pueblo, pero cuando llegaron a Caracas para realizar sus estudios superiores ya habían leído a autores como Spencer, Dante, Buffon, Gil Fortoul y también a muchos autores franceses. Eran jóvenes que se interesaban por todo lo que pasaba en el mundo.
Arnoldo Gabaldón, una vez en Caracas, comienza a leer libros relacionados con las ciencias naturales y decide estudiar Medicina que era lo más cercano a su área de interés. Desarrolló interés especial por los parásitos humanos, especialmente por los protozoarios, a los cuales pertenecen los plasmodios causantes del paludismo que estaba acabando con la población venezolana. Se decía que ir a los llanos venezolanos equivalía a firmar su propio certificado de defunción. El joven Arnoldo Gabaldón organiza una excursión de catorce personas para dirigirse a las tierras de Monay, donde casi todos sus habitantes tenían amagos de fiebre. Tres años después se determina que el zancudo vector de esas fiebres maláricas venezolanas era el Anopheles darlingi. Ya la sabiduría popular sospechaba del mosquito inoculador de fiebre y muerte durante las primeras tres décadas del siglo XX.
Los mentores de Arnaldo Gabaldón durante sus estudios médicos fueron los doctores Jesús Rafael Rísquez y Enrique Tejera, época en la que el joven Gabaldón se desempeñaba como ayudante de Bacteriología y Parasitología en la Dirección Nacional de Caracas, de 1928 a 1930. También el Dr. Luis Razetti lo estimuló para viajar al exterior. En esa época nació una sincera amistad con Rómulo Betancourt, a quien acompañó durante todo el quinquenio de su gobierno. Su lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez lo llevó a la cárcel. Eran tiempos de revolución. Gabaldón comienza a leer sobre todo lo relacionado con el arte de la guerra, adquiriendo la preparación para la acción y la disciplina para ejecutarla. En 1930 se graduó de Doctor en Ciencias Médicas junto a personalidades como Rafael Vegas, Elías Toro, José Rojas Contreras, Antonio Parra León y Jorge González Celis, entre otros. Contrajo matrimonio con María Teresa Berti con quien tuvo cinco hijos: Arnoldo José, Mariela, Ileana, Virginia y Reinaldo.
Venezuela no podía avanzar si no se erradicaba el paludismo. Por ello se funda la Dirección General de Malariología y una escuela anexa para preparar especialistas en el tema. Gabaldón es nombrado director general de la mencionada División y como encargado de la escuela, al Dr. Alberto J. Fernández. Para ese momento, Gabaldón ya había ido al extranjero y regresado con el título de Doctor en Ciencias e Higiene de la Universidad de John Hopkins, habiendo seguido también un curso de malaria en 1931 en la Universidad de Hamburgo y en los laboratorios de la Fundación Rockefeller, en donde se compenetró en las infecciones experimentales de la malaria en el mono y en los aspectos anatomopatológicos de la enfermedad.
Arnoldo Gabaldón comienza a usar sus «tácticas militares» contra la malaria y en una conferencia dijo: «El capitán que no conoce a fondo el frente dominado por el enemigo, abocado está a una derrota, o por lo menos a no conseguir victoria alguna«. La lucha comenzó examinando más de 100.000 niños de las zonas bajas de Venezuela, se examinan más de medio millón de mosquitos con sus larvas para definir la geografía de los vectores, se realizan más de tres millones de visitas buscando enfermos y se realizan 8.000 exámenes microscópicos para la detección del Plasmodium. Así se define el problema y se concluye que son los llanos venezolanos los más afectados y que son los charcos y pantanos los principales criaderos de los anofelinos. Por otra parte, se repartieron gratuitamente casi cinco millones de tratamientos con quinina con sus respectivas instrucciones, a través de los empleados de telégrafos y correos y los directivos y subalternos federales o estadales. Gabaldón viaja a todos los pueblos de Venezuela para comprobar personalmente la gravedad del mal y esto lo hace vestido de kaki y con botas como un obrero.
En 1943 Arnaldo Gabaldón viaja a los Estados Unidos a dictar cursos sobre malaria a los médicos norteamericanos que irían al Pacífico. Un general del ejército le comenta la existencia de un «polvo mágico» (aun secreto militar) que se estaba empleando con éxito en las zonas palúdicas. Se trataba del DDT. Al regresar a Venezuela comienza su campaña de esparsión del DDT por los campos y ciudades, además de llenar con cemento los malos caminos y acabar con las zanjas y charcos. Pero lo más importante fueron las cuadrillas de trabajadores que en grupos de tres iban a rociar el interior de las viviendas y demás sitios donde reposan los mosquitos.
Venezuela fue el primer país que empezó su campaña en escala nacional, a base del DDT, contra la malaria. Esta técnica abre sus fuegos en Morón, estado Carabobo, una de las regiones más azotadas por el paludismo. Arnoldo Gabaldón aumentó seis meses la esperanza de vida al nacer del venezolano por cada año de trabajo en el Ministerio de Sanidad. El promedio de vida del venezolano fue elevado de 63 años en 1958 a 66 años en 1963. Gabaldón era el protagonista de esas mejoras en la salud del pueblo venezolano, no sólo por la lucha contra el paludismo sino también por todas las medidas para controlar otras patologías como la gastroenteritis y las neumonías, causantes de una elevada mortalidad infantil. El área de erradicación del paludismo lograda por Gabaldón en Venezuela fue 169.000 kilómetros cuadrados, superada sólo por la Unión Soviética y los Estados Unidos de Norteamérica.
Arnoldo Gabaldón recibió numerosas condecoraciones tales como: Orden del Libertador, La Cruz de Boyacá, el Premio y Medalla Darling y la prestigiosa condecoración «Plato Dorado» entregada por la Academy of Achievement de California, por haber vencido la batalla contra el vector de la malaria. Publicó más de ochenta trabajos científicos y fue consultado por Brasil, Turquía, la India y otros países sobre la erradicación del paludismo. Se transformó en un insigne científico cuyo nombre aparece en enciclopedias y textos científicos. Siempre se alejó presuroso del protocolo y muchos lo consideraban como un mito.
No hay palabras suficientes para expresar gratitud a Arnoldo Gabaldón, por habernos alejado de la muerte y la desolación. Su muerte física ocurrida el 1 de septiembre de 1990 deja un vacío en todos los venezolanos, pero su obra lo ha hecho inmortal.
Biografía elaborada por
Oswaldo Carmona